Puedo
verlo con los ojos,
pero
no escucharlo.
BELÉN OLABARRÍA MUÑOZ
Se me olvida un nombre
en el tumulto ajetreado del
día a día,
pero no se me olvida la
calidez
de una mirada que escruta
ni el calor de una
manos que acarician,
que se deshielan en las
tuyas
y parecen aletear con ímpetu
de gaviota,
por muchas que hayan sido las
urgencias
o desangelada la
presentación o despedida.
Los nombres no delinean, acotan;
tampoco el concepto
primavera
es ver cómo regresa una y
otra vez el azahar,
pero el aserto de una ballesta
haciendo diana
es culmen en el talón de tu
equilibrio.
Que callen las palabras
cuando una mirada es aguijón
certero
que no deja impasible.
Ya aprenderé tu nombre y lo
enroscaré en mis meninges,
y lo repetiré hasta el
agotamiento;
ahora, sin dilación, pon tus
manos sobre las mías
y no dejes de mirarme hasta
que seamos uno.
Hermosa poesía de amor, Francisco. Ah, el olvido, juguetón cuando mas queremos recordar tiempos de encanto, con personas que amamos. Felicitaciones!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Sylvia, por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
El nombre es lo de menos. Lo importante es la persona que lo posee.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
El nombre es sólo la aldaba, Cayetano, Gracias mil.
EliminarUn abrazo.
¡Fantástico, Francisco! Tienes alma de poeta. Muchas gracias por la cita. Eres un encanto 😘
ResponderEliminarDesde que asistí a la presentación de tu libro, Belén, supe que me gustaría tomar una cita tuya para desarrollarla. Me alegra mucho conocer el concepto que tienes de mí.
EliminarUn abrazo.
¡Ohhhh!Me sonrojas con tus alabanzas. Estoy deseando poder asistir a una futura presentación tuya. Apuesto por ella😘
EliminarQué profundidad en este poema que tiene un final perfecto. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Rosa María, por tu valoración tan positiva.
EliminarUn abrazo.
Bonitos versos de amor con un final feliz, me encanta el poema.Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Charo. Yo también estoy encantado con tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Las palabras no es lo que importa, ni siquiera si es un nombre propio, son los sentimientos de quien lo lleva como nombre, manifiesta.
ResponderEliminarSAludos.
Eso mismo creo, Manuela. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.