Es tiempo de cruceros,
de inmensos hoteles
flotantes
que banquetean y navegan de
noche
y aprovechan el día para
hacer escalas
de interés turístico y/o
cultural.
El humanismo es una
concepción
integradora de los valores
humanos
y esta sociedad, cada vez
más polarizada,
acerca las corrientes clases
medias
─con sus angustiosos cómodos
plazos─
a lo que antes era privativo
de los acomodados.
Del otro lado, en el despeñadero
por el que se desmorona la brecha
social,
a la que no prestamos los
auxilios samaritanos
de una sociedad que engola
con teatralidad
la voz al pronunciar Europa
o Schengen.
En la historia patria de
cada nación
y común de nuestros abuelos
europeos,
los patéticos abusos
coloniales
que despojaron de sus
recursos materiales
y vejaron, mataron y
violaron allá donde fuere:
Kenia, Somalia, Dakar, Costa
de Marfil,
Argelia, Senegal, Namibia, Camerún,
Burundi,
El Congo, Uganda, Nigeria,
Angola,
Mozambique, Guinea
Ecuatorial, Sahara…
Nuestro sentir está un poco
más cerca
de los sirios que huyen de la
guerra,
pero nos reservamos la
sospecha
de que sean fundamentalistas
infiltrados;
en todo caso, les ponemos
cuotas
y levantamos fronteras y
alambradas
a aquellos que pueden hacer
frente
a los cuantiosos aranceles de
las mafias
que los maneja como corderos
al degolladero.
Nadie abandona sus raíces si
no es
por el imperioso motivo de la
pervivencia,
a quienes no podemos dar la
espalda.
En el Mare Nostrum, los grandes navíos
del despilfarro, atraque y bienvenida,
y las lanchas neumáticas en
las que morir
o llegar a la orilla de la
Tierra Prometida.
durísimo poema, lleno de ironía pero también lleno de verdades. Yo pienso igual que vos, nadie deja su tierra, su vida, sus amores, porque si. Dolorosamente real
ResponderEliminarun beso
Tienes razón, Laura, pero lo realmente duro es la diversidad de usos que estamos viviendo en las aguas marítimas, la desaparición de las fronteras para los bienes y cerrazón para las personas. Algo no estamos haciendo bien cuando el 80% de las personas se tienen que conformar con el 20% de los bienes de la tierra; mientras que el 20% de la población del mundo disfruta del 80% de los bienes de la Tierra.
EliminarUn beso.
El mar lo es todo, la felicidad y la muerte.
ResponderEliminarUn saludo.
Algo tenemos que hacer para que esta pasada noche haya sucedido otro desembarco de personas en ínfimas condiciones.
EliminarUn abrazo.
Para los que gobiernan el mundo poderoso, son cruceros indeseables, algunos han propuesto que sean bombardeados, no son nadie, son....¡¡joder!! basura, y esto se dice sin que se ruboricen.
ResponderEliminarSaludos
Denuncio lo que veo injusto, pero no me atrevo a poner en mi mente ideas como un bombardeo. Pido medidas, pero no contramedidas que caigan en el otro lado de la injusticia. Ya sé que no eres tú quien lo dice. Espero el milagro de un mundo más justo y mejor para todos los hombres.
EliminarUn abrazo.
Está todo revuelto en este mundo lleno de conflictos. Cuando pienso en los refugiados se me encoge el corazón , más allá de que hacen bien o hacen mal, me parece terriblemente cruel quedarse " a la intemperie" Y seguramente lo resuelven como pueden.
ResponderEliminarApapachos.
No hay dudas de que estamos viviendo un tiempo convulso, de transición, pues no es posible que por estas vías lleguemos a ningún lugar seguro. No tendré tiempo de verlo, pero ya hemos iniciado una nueva era.
EliminarApapachos.
El materialismo y sus ínfimos valores egoístas tienen dividido al mundo...El espíritu brilla por su ausencia y los valores humanos gritan en silencio...El mar es testigo de la muerte y la vida, que se van turnando y dejando su rastro de locura...Duele esta realidad, que no tiene pies, ni cabeza...Mi abrazo de luz y mi ánimo, Francisco.
ResponderEliminarM.Jesús
Un día se inventaron las fronteras, pero en la lejanía de los tiempos no existían. Claro que es algo que llevan los humanos en la genética, pues los niños lo expresan sin timidez alguna: ¡mío, mío!
EliminarNo sé cómo ha de ser la solución a este maremágnum mundial, pero es evidente que hay que trabajar muy seriamente por la igualdad entre todos los hombre. No hablo de política y menos de viejas fórmulas que han fracasado; hace falta innovar, pero con corazón.
Besos.
Habría que ponerse en la piel de esas personas, que huyen desesperadamente ante una guerra injusta, para saber lo que se siente, no les importar arriesgar la vida navegando por los mares, ya que en su país ya tienen garantizada una muerte cierta....es tan simple de comprender cómo ponerse en el lugar del otro.
ResponderEliminarBesos
Tienes razón, pero también en lugar de huir de la guerra, azuzada por extremos opuestos, lástima y compasión infinita de los que huyen de la hambruna.
EliminarBesos.
Se pone el bello de punta y ala leerlo en tus palabras mucho más.
ResponderEliminar¡Qué pena!
Celebro que te emocione y hasta que te repugne leer esto, Tracy.
EliminarBesos.
Eso es: nadie huye de sus raíces sin razón. Todo un placer leerte, Francisco,
ResponderEliminarAbrazo!
Muchas gracias, Zamarat, por leerme y opinar.
EliminarBesos.
El mundo está hecho de contrastes, a veces inhumanos. Está en manos de las autoridades de turno en saber tomar medidas justas. Los refugiados están casi obligados a dejar su terruño.
ResponderEliminarInmenso gusto volver a leerte Francisco, me has dado una linda sorpresa.
Un abrazo.
Gracias, Ceciely, por tus afectuosas palabras.
EliminarUn abrazo.