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| Fotografía de Escolástico Martín Jiménez |
Desde las distancias
siderales,
─dicen quienes se asomaron
por los postigos del espacio─
que la Tierra es un planeta
azul,
donde ni fronteras ni
cordilleras
son localizaciones
delimitadoras.
El otoño y el ocaso se han
hecho
cómplices para repintar de
gris
lo que de ordinario es sol
radiante;
en primer plano, unas
pinceladas
verdes que delinean pinos y
cañaveral
próximo a ser masa amorfa
nocturna;
un rompiente de nata dibuja
el contorno
de la playa en una media
luna
a la que contribuye el
alumbrado público.
Agua y cielo son una masa imprecisa
un espacio anodino y anónimo
desfigurado que puede
corresponder
a cualquier lugar, salvo
para un nativo
a quien le certifica las
coordenadas
los impulsos y las emociones
fortuitas.
Bajo este cielo opaco de
penumbra,
sólo el cargadero del Cable
de Ferarco
pone firma y rúbrica, disipa
las dudas
y afirma inequívocamente: ¡Marbella!
Cómo quieres a tu Marbella.!
ResponderEliminarAcá ( me refiero a mi país) cuando se habla de Marbella se la indica como el paraíso difícil de llegar o sólo al alcance de los adinerados.¿Lo sabías ?...
Supongo que debe ser hermosa pero como soy argentina también pienso que es imposible para mí conocerla.Pero siempre la puedo soñar y con eso me basta.
Apapachos.
Es verdad que quiero mucho a Marbella, como también quiero a cada lugar donde he trabajado y vivido. Llegue a Marbella a estudiar a los 10 años y luego me quedé a trabajar, significando la vida independiente de la familia. Era un muchacho, pero vivía bajo mi arbitrio y eso se sella.
EliminarEs cierto que es un lugar paradisíaco donde viven muchos adinerados, pero también los nativos y todos los que han ido incorporándose para los diversos servicios que la clase adinerada necesita para mantener ese estilo. Por eso tiene una hostelería de alta calidad y un comercio extraordinario, mas como digo, también son muchos los que viven del esfuerzo de su trabajo.
Apapachos.
El mar no se libra del otoño. Aunque es un paisaje sin hojas caídas, el mar toma otras tonalidades. Y lo que antes era azul diáfano y sol radiante, ahora tiende a ensombrecerse, adoptando ese aire tristón y melancólico, como corresponde a la estación que ahora comienza.
ResponderEliminarUn saludo.
Es verdad, Cayetano, el otoño tiene otras tonalidades no sólo en las plantas, sino en todo el panorama. Y al se más apagados, llevan con facilidad a la melancolía.
EliminarUn abrazo.
El otoño y el ocaso pintan de gris el mar...Y no deja de tener su belleza intimista y reflexiva. El mar es un ser vivo, que participa de todos los cambios y sentimientos de la naturaleza. Ahora parece adormilado y en espera, dejándonos su lección de paciencia, humildad y solidaridad...Mi gratitud y mi abrazo de luz, Francisco.
ResponderEliminarM.Jesús
Tu acostumbrada exégesis es irreprochable, María Jesús. Siempre atinada y precisa, siempre dando estímulos como impulsando a una nueva creación. Mil gracias.
EliminarBesos.
Me encanta tu sensibilidad paisajística.
ResponderEliminarAquí, como un juego delicioso, he visto un cuadro gris, como el de la foto, pero más bien "gris simpático" ¿conoces los grises simpaticos? Yo hoy los he conocido gracias a ti.
Te brota esa bella originalidad, tu estilo.
Un abrazo :)
Maria del Carmen Názer siempre me habla de ti maravillas y ahora entiendo a qué se refería ella exactamente. Despiertas mi ego y me haces feliz. Trato o juego a ser humilde, pero tú has metido el dedo en la llaga y, aunque no he llegado a ufano, confieso que me ha gustado eso del estilo. Tu belleza no es sólo creativa, sino de la persona segura de sí mismo que no le importa en derrochar hacia otros. Mil gracias.
EliminarUn abrazo.
Los colores cambiantes rompe la monotonía y ese gris le da una cierta elegancia a la imagen y una enorme belleza paisajista...los colores de otoño son maravillosos.
ResponderEliminarBesos
Como buen fotógrafo destacas el paisaje y el color, los dos elementos, juntos con la luz, que necesitas para inmortalizar un recorte de espacio o una panorámica. Gracias.
EliminarBesos.
La verdad es que ese gris plomizo desfigura todo, incluso a Marbella.
ResponderEliminarun beso fuerte
He querido destacar que sin el símbolo de hormigón que hay a un centenar de metros dentro del mar, así en la caída de la noche, esa playa podría ser cualquiera, pero precisamente es el viejo cargadero de mineral de hierro quien rubrica que se trata de Marbella.
EliminarBesos.
Una foto estupenda y una poesía que le hace honor. Tus versos son de una sensibilidad que hace sentir el clima, el paisaje y la belleza natural, casi una pintura. Abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Rosa María, por tus palabras. Sin dudas un acicate para tratar de hacerlo bien.
EliminarUn abrazo.