El firmamento es la prueba
de que todo es infinitud inmensa
y nada es mimético ni
repetitivo:
amanece un tibio claror,
se hace presente la luz del
día
y vuelve a anochecer,
como hace mutis por el foro
el último de los intérpretes
y cae el telón.
Siempre igual, siempre
distinto,
por el desajuste de los
tiempos orbitales,
como nunca son idénticos los
sentimientos
ni los estados de ánimo que
elevan o lastran.
Aprendí a soñar la Luna,
pero no supe
interpretar sus diacrónicos
pasos de baile:
a veces es plata luciente,
otras lámpara ingenua
que se agranda y achica como
la brisa,
en ocasiones viento huracanado.
Me gusta cuando es plomo
bruñido
porque esconde secretos
como penas insondables de
enamorada,
y me aterra cuando se
aprecian
las apenadas manchas de su
cara
o el impoluto carmesí que
anuncia tragedia.
La Luna juega a cuartos con
el reloj del tiempo.
la luna "carga" con miles de historias en sus espaldas, desde los enamorados besándose bajo su luz, hasta el aullido del pobre hombre que se convierte en lobo bajo una oscura maldición.
ResponderEliminarDivina!
Pero Francisco, esta luna roja que se nos ha regalado la semana pasada teje más historias aún y yo que soy "novelera" fantaseo con dos amantes que impedidos de estar juntos deciden quitarse la vida en un campo de verdes brillantes teñidos por siempre de rojo carmesí
un beso
Me ha gustado que me recuerdes la palabra novelero o novelera que mi madre usaba con nosotros para decir que exagerábamos las quejas. Gracias, Laura, por tu vital presencia.
EliminarBesos.
Prefiero mirar a la luna que hacerlo sobre el reloj.
ResponderEliminarSaludos
Te asiste la razón: yo tampoco suelo mirar mucho al reloj.
EliminarUn abrazo.
Y siempre está ahí, expectante desde lo alto, atónita, viendo lo que pasa en la Tierra; aunque a veces se esconde avergonzada y deja de mirar.
ResponderEliminarUn saludo.
Has hecho una descripción muy poética.
EliminarUn abrazo.
¿Sabes...? siempre me he preguntado qué pensarían nuestros ancestros al ver acabarse el día y qué gran sorpresa se llevarían al verlo amanecer de nuevo.
ResponderEliminarTu frase final es redonda, ¡que tío!
Para ellos era como una muerte transitoria, aunque echarse a dormir no deja de ser algo similar. ¡Gracias, tía!
EliminarBesos.
Todo es movimiento y evolución, como bien dices, Francisco...Ese universo se refleja en cada uno de nosotros, pasamos estaciones, etapas, crisis y también jugamos, como la luna, a retar al tiempo...Unas veces alargamos los minutos dando prioridad al espíritu y otras los acortamos con las prisas y quehaceres físicos...Me quedo con esa "infinitud inmensa del universo", que nos invita a profundizar más allá de la razón y de la ciencia...
ResponderEliminarMi gratitud por tus reflexivas letras y mi abrazo de luz, amigo.
M.Jesús
Gracias, María Jesús, por la profundidad e infinitud de tus reflexiones.
EliminarBesos.
Siempre anochece y amanece, es como una rueda que no para, todo es repetitivo, el firmamento y nuestras vidas, nada es nuevo ni en el firmamente ni en nosotros.
ResponderEliminarNadie sabe interpretar la luna, ni sus manchas, es enigmática, a veces ni se deja ver, juega a cuartos de reloj porque está esperandooque se vaya el sol para salir ella.
Gracias por tu visita y tu comentario, dices en él que las estaciones van dejando su lastre y nos emociona o no entristece, a mi el otoño me entristece cantidad.
Besos, feliz domingo.
mil gracias por tu comentario, Demófila, y no dejes que el otoño te pueda, llévale el pulso y disfruta todo lo que puedas.
EliminarBesos.
Un precioso poema para la Luna. ¿Qué tendra ella que a todos nos hipnotiza?
ResponderEliminarSaludos (¡Ah, y enhorabuena por tu libro marino!)
Muchas gracias. También por el comentario, pero no sabía que habrías bajado el libro. Si además te gustó, eso me animará a seguir subiendo otros.
ResponderEliminarSaludos afectuosos.