El precio que ha alcanzado el
tabaco, acribillado por los impuestos, ha hecho que los usos del presente se
parezcan bastante a los de los años remotos. Recuerdo que en mi infancia el
fumar era un signo de distinción varonil, salvo alguna excentricidad muy
sensual de escenas del cine, cuyas bocanadas de humo a más de uno se dejaban obnubilados.
Entonces la mayoría de la gente fumaba tabaco negro de picadura, y en gran
parte procedente del estraperlo de Gibraltar o Portugal. Se vendían en
pastillas prensadas, de a cuarterón, de la que se iba sacando la ansiada viruta
por un orificio mínimo practicado en el papel y cerrado para que no se resecase
y se esfumase el aroma. Quienes se lo podían permitir, contaban con una petaca
de cuero donde se preservaba el tabaco y se conservaba en mejor estado.
En ese tiempo, lo habitual era
ver a la gente liarse los cigarrillos, por lo común, como escusa de un leve
descanso en el trabajo o luego de éste en la taberna o en la plaza. A ese mismo
tiempo corresponde el mechero de yesca y más tarde el de gasolina. Los de
bolsillos más potentes compraban tabaco inglés, ya liados y en cajitas de
cartón u hojalata, cuyo precio sería irrisorio hoy, pero prohibitivo para el común
denominador de la época. Con el desarrollismo fue siendo un reducto
inapreciable el tabaco de liar, y hasta desaparecieron la mayoría de las marcas
de papel de fumar existentes.
Pero como la vida es evolución
continua, importado de otras costumbres foráneas, le dio al personal por fumar
otras cosas que no eran tabaco y que no se comercializaba liado y empaquetado
como los cigarrillos, lo cual supuso un respiro para la industria de los
libritos de papel de fumar y para poner en práctica el viejo vicio de liar los
propios cigarrillos antes del fumeque. Cuento todo esto porque ha dejado de
llamar la atención ver a alguien liar un cigarrillo, habitual en los años
cincuenta, en desuso en los setenta, casi exclusiva de la marihuana en los
ochenta y noventa, y de nuevo para el tabaco en el siglo XXI. Cuando hace dos
décadas liar un cigarrillo era un acto semiclandestino, hoy en los estancos
venden más picadura que cigarrillos y ha vuelto a ser una estampa muy común ese
acto previo del liado; así que esa clandestinidad ha dejado de ser tal porque,
amparados en el hábito generalizado, ya nadie se oculta o disimula para hacerse
su liadillo, sea tabaco u otras hierbas. Algo sí que ha cambiado con el tiempo:
muchos han dejado de fumar por motivos de salud y con frecuencia se han
convertidos en furibundos antitabaco, y la mujer ha tomado el relevo siendo
ellas las más fumadoras del presente.
Cuando ves a alguien liando un pitillo no hay más que esperar a que empiece a fumar y con la primera bocanada ya sabes si lo que fuma es tabaco o "maría" por el olor repugnante que tiene.
ResponderEliminarMejor no podrías haberlo descrito.
EliminarUn abrazo
Mis primeros pitillos, al igual que los de mis amigos, fueron liados en papel basto de envolver y en los que como picadura poníamos los hilos de las barbas de las piñas (mazorcas) de millo (maíz). Eran otros tiempos y nosotros unos chiquillos de pantalón corto. Aquellos humos no daban para nada más que para toser pero, ¡qué gusto que daban al hacernos sentir hombres prematuros!
ResponderEliminarDesde Gran Canaria, como siempre un saludo para todos. Ángel
Recuerdo haberme fumado un "Jirafa", extra largo, rubio... eso fue en Marbella a la puerta del instituto, y el mareo que me pillé fue de campeonato; luego adulto fumé un tiempo y lo dejé hace muchos años porque no me sentaba bien.
EliminarEl fumar ya no está de moda, por suerte
ResponderEliminarEs cierto, pero sigue siéndolo en la chicas jóvenes, más fumadoras que los chicos.
EliminarAunado a lo costoso que están y a la prohibición de fumar en muchos lugares, espero..aunque se que eso no se logrará, que llegue el día en que ya nadie fume...no solo el ambiente mejoraría sino muchas enfermedades desaparecerían...pero soy como siempre, una optimista con muchas fantasías en la cabeza
ResponderEliminarAl parecer, con todas esas circunstancias de las que hablas, y con la salud como meta, ha bajado mucho el consumo; por eso encuentra uno en los estancos personas que promocionan tal o cual marca y hasta hacen pequeños regalos a los consumidores.
EliminarLlevo más de 30 años sin fumar, aunque no puedo decir que no lo haya hecho, he fumado de todo, desde el clásico celtas al bisonte, pasando por el rubio americano y la pipa (es lo que más me ha gustado)para terminar con el puro habano. Me convencí de que el tabaco no es salud y sencillamente lo dejé. No soy un talibán en contra del tabaco pero me molesta tragarme el humo de los demás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya he dicho más arriba que dejé de fumar hace muchos años y en mi casa no fuma nadie, pero cuando viene un amigo que fuma no le prohíbo que lo haga, a pesar del tufo que deja luego en la casa. En él está, y así suele ser, aguantar un poco el deseo.
EliminarTiempos nuevos, nuevos usos y costumbres.
ResponderEliminarEl tabaco es malo.
El médico le dice al enfermo: deje usted ya de fumar, de beber, de tomar café, de comer cerdo y de asistir a espectáculos que le puedan alterar la presión arterial. El paciente asustado pregunta: "¿Así viviré más tiempo?" Y el médico, por ejemplo el amigo galeno Doc Manuel, le responde: "No, pero se le va a hacer de largo..."
Un saludo.
Una amiga ya muy mayor iba a un médico particular, seguramente porque le gustaba la coba que le daba el de la consulta privada. ¿Qué te ha dicho el médico? -le pregunté-, "Me dice que no coma embutidos, ni carne de cerdo, ni... y luego él con mi dinero va y se pone púo".
EliminarTe pago, Cayetano, con la misma moneda.
Mejor no has podido sintetizar toda la cultura fumadora en el siglo XX y principios del XX. Soy fumador de hace más de treinta años. Es cierto que el precio del tabaco ha subido espectacularmente, hoy empieza a ser un lujo ya. También hemos pasado de saber los estanqueros quienes eran los porreros, por comprar librillos de papel, a generalizarse totalmente y todas las marcas de cajetillas de tabaco pasar a vender tabaco de liar. Yo aún me he resistido y sigo fumando en cajetillas. Pero espero dejarlo pronto, por motivos sanitarios y por edad. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias, Paco, por tu apreciación. Si has llegado al convencimiento de que no es bueno para la salud, busca ayuda, que hoy hay mucha, y decídete cuanto antes. ¡Ánimo!
EliminarAy primo!!!!!! yo fumo y he intentado liar cigarrillos pero me resulta completamente imposible porque me salen como una trompetilla que al encenderlos sale una gran llama (es porque se quema el papel)y lo tengo que tirar a la basura. También intenté con esas maquinetas que venden pero aunque con ellas ya no me sale la trompetilla, me queda tan flojo que trago más aire que otra cosa. En fin, un desastre!!!! Mal vicio este del tabaco, verdad???? Besos mil desde un lluvioso Cáceres.
ResponderEliminarTodo aquello que uno sea incapaz de soltar, aquello que te someta la voluntad es malo. Uno siempre tiene que tener poder de decisión, dar la última palabra. Los vicios, todos, ya se sabe que anulan la voluntad, así que... vételo pensando sin agobiarte.
EliminarBesos, prima.
Yo no sé si liar el cigarrillo sale más barato o no, lo que si entiendo es que al tener que hacerlo se invierte un tiempo en el que no se fuma. Si esto no lo abarata por lo menos es menor las veces que se enciende un pitillo. A mí personalmente ya no me afecta ya que hace más de tres décadas que dejé de hacerlo. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarHoy va la cosa de cuentos. Hilando con lo que cuentas con tanto fundamento, Felipe, te digo lo que me contó un paisano camionero que volvía el sábado de su huerta. "Algunos me dicen que me salen las patatas y los tomates más caros que comprándolos y tienen razón, pero durante el tiempo que paso en el huerto no estoy en el bar tomando cervezas y jugando a las cartas como hacen ellos".
EliminarSomos cangrejos,damos pasos de cangrejo y a poco que nos descuidemos,nos habrán puesto en la cazuela al vapor.
ResponderEliminarAunque si lo pienso...a mí, me sale el humo por las orejas ya sin fumar y estoy aprendiendo sin embargo a liar...ideas,porque tengo la cabeza como un bombo con tanta injusticia.
Besos.
Como ya he hablado mucho de la primera parte, me refiero a la segunda: la regresión que estamos experimentando era inimaginable y no puede durar mucho más sin que salten chispas; aunque sea consuelo de tontos, no estás sola. ¡Ánimo!
EliminarRecuerdo a mi abuelo sentado en una silla de enea en la puerta de la casa liando un cigarrillo, yo muy atenta, aunque nunca aprendí a liar.
ResponderEliminarCon los años me hice fumadora, hábito que dejé al enterarme de que estaba embarazada de mi primer hijo. Lo dejé y hasta ahora, de lo cual me alegro porque viendo lo que vale una cajetilla de cigarros mejor me compro un jamón con lo ahorrado.
Saludos Francisco.
Querida Elena: sabes que soy tu amigo y entre amigos es (era cuando estaba más barato) sacar tabaco e invitar; si compras el jamón, ese producto del cerdo que hasta recetan los médicos, no dejes de avisarme.
EliminarUn abrazo
La nicotina es adictiva. Dicen que el que es fumador nunca deja de serlo, liando cigarrillos o sin liarlos.
ResponderEliminarBesos Francisco por esta reflexión tan perfectamente narrada.
Yo fui fumador y me quité sin graves problemas; ahora bien, la nicotina se ocupaba de recordarme durante mucho tiempo los cigarrillos.
EliminarBesos
GRACIAS QUERIDA AMIGO POR VENIR A TOMAR EL TÉ ORIENTAL CONMIGO, ES UN PLACER PARA MI RECIBIRTE, UN CARIÑOS GRANDE PARA TI.
ResponderEliminarBESOS
Fue realmente delicioso tomar el te contigo, Luján.
EliminarBesos
Cuando se ven películas en blanco y negro me asombro de lo que los actores fumaban y bebían. ¿En qué escena no sale Humprey Bogart con el rostro desdibujado por el humo del tabaco? Ahora ya es casi impensable que sea un signo de distinción fumar. Acuérdate de lo que cantaba Sara Montiel : "Fumar es un placer, genial, sensuaaaal. Fumando espero..."
ResponderEliminarSaludos
Es cierto que hemos pasado de infinito a cero, pero manejando una hipocresía que al tiempo que prohíbe fumar o beber en el cine y en los medios de comunicación, cobra una suma considerable de impuestos por su consumo. De aquella sensual Saritísima hemos pasado a la ocultación.
EliminarBesos
Nunca entenderé al reacción tan desorbitada y sacada de contexto de los ex-fumadores. Ya se sabe que fumar hace daño y ser fumador pasivo también. Pero de eso a perseguir como posesos a los fumadores tampoco lo entiende. En todo caso al que vende el tabaco. Si sabemos que hace daño ¿por qué se vende?
ResponderEliminarBss
Fui fumador, como ya he dicho, pero no me sobresalto porque alguien fume cerca de mí. En general, no me gustan las prohibiciones, sí la consideración con las personas que están cerca y a las que pudiera molestar.
EliminarBesos
Yo pienso, como madame Carmen, en aquella Sara Montiel cantando aquello de "fumar es un placer". Madre mía, hoy la hubieran metido en la cárcel por subversiva, jiji. Cambian los tiempos, don Francisco. Pero siempre los más fanáticos resultan ser los conversos, en este caso los ex fumadores. A mí, que también lo soy, no me gustaría embarcarme en semejante cruzada.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Ya he explicado que estoy en vuestro mismo caso, Madame, y tampoco me he convertido en perseguidor. Por cierto, en aquel tiempo tan poco permisivo, era menor de edad cuando vi por primera vez a Sara Montiel cantar esa canción tan sensual en el cine y no tuve problema de acceso. Recuerdo la sala y el momento tan mágico; luego, muchos años después, la oí cantarla en el teatro en Madrid.
EliminarBisous
Vaya, qué recuerdos me ha traído usted. Mi padre fumaba el popular "Caldo de gallina", así llamaban a la picadura de Ideales y los liaba con el Smoking rojo de la foto. Un saludo.
ResponderEliminarAsí es. Los Ideales eran más finos y tenían el papel blanco; los Caldo de gallina eran algo más gruesos, tenían el papel color ocre y no venían pegados longitudinalmente, sino sólo plegados por los extremos. Winston, Malboro, etc. son muy posteriores.
EliminarUn abrazo
querido Francisco "bueno es recordar, para no olvidar" tu me has recordado esos tiempos, de joven comprábamos un cigarro rubio sin boquilla y suelto, lo dejábamos quemar entre dedos, para que nos manchara los dedos de un color amarillento, para aparentar ser un fumador empedernido. Josep
ResponderEliminarHola Paco, muy buena la entrada.
ResponderEliminarAntes el tabaco no era tan malo como lo es ahora. Seguro era más puro. Ahora lleva montones de sustancias nocivas y aditivas. Yo no he fumado nunca, pero mi padre no puede dejarlo porque lleva desde los quince años y aun con ochenta sigue fumando.
La economía ha hecho que las personas se busquen las mañana para seguir con sus vicios y poder pagarlos más economicos.
Saludos y besos