Hoy el sol parece caminar de puntillas
para no sobresaltar el incipiente vuelo
de este noviembre recién nacido
y se esconde entre los flecos
de grandes cordilleras grises
que se desplazan sigilosas por los cielos
como cisternas de un retén de bomberos
que acuden a apagar el fuego de mi alma enamorada.
Me han robado la luz que ansiaba
y el rescoldo cálido con el que alumbrar
la voz de arena que me dejaron tus palabras
cuando me diste la espalda,
sin saber si volveré a ver de nuevo
el destello tibio de tus ojos
cuando me acarician,
o el fogonazo de ira cuando me fulminas.
Negro; muy negro.
Hoy el cielo está negro, como la desesperanza
de fundirme de nuevo en tus brazos:
dársena de mi deriva,
cobertor de mis temblores,
trinchera de este fuego cruzado
en el que sin compasión me acribillas.
Inspirador este noviembre de nubarrones grises,plomizos.
ResponderEliminarSiempre es el otoño el que termina por contagiarnos la tristeza del amor perdido.
Un placer Francisco.
Casi siempre, el clima es la tramoya de nuestra propia vida. Gracias, Jerónimo-
EliminarGrises de un otoño de noviembre que trae melancolía en andar.
ResponderEliminarTrae nostalgias, e inspiración también porque es un eje motivador, sin duda.
Un besito
Así como el verano invita a lo extrovertido, el otoño nos da la mano hacia la introspección, a la melancolía.
EliminarBesos
Hola Francisco, amo estos meses grises y llenos de melancolía. Que belleza en tus versos amigo. Cuidate mucho.
ResponderEliminarGracias, Poetiza. Sólo quien sabe expresar lo bello, sabe también apreciarlo.
EliminarBesos
Tristeza y melancolía es lo que describe este espléndido poema; es lo que tenemos en este tiempo, y si a ello añadimos la lluvia y el mal tiempo... Que todo sea placentero, Francisco. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Paco, por tu calificativo.
EliminarUn abrazo
Precioso poema, muy acorde con la estación otoñal, que tiene sus encantos si se sabe mirar.
ResponderEliminarUn abrazo
En la mirada, José, está la belleza o fealdad de las cosas. Gracias por tu mirada.
EliminarUn abrazo.
Qué maravilla Francisco. Negras, densas, amenazadoras..., y muy orgullosas de que les dediques tan bellos versos.
ResponderEliminarUn abrazo cálido y recogido.
Qué amable eres, Elena. Con que te gusten mis versos me siento generosamente pagado.
EliminarBesos
Cuando el cielo está oscuro y amenaza tormenta, nada mejor que unos buenos brazos y una piel cálida donde refugiarse.
ResponderEliminarUn saludo.
En este caso no es que hayan dejado de ser acogedores los brazos de la amada, sino que es el desamor el que impide el encuentro. Gracias, Cayetano.
EliminarLos desencuentros, el juego del amor. La esencia de la vida y lo más cantado por poetas. El AMOR cuanto lo deseamos y que poco lo cuidamos a veces.
ResponderEliminarBss y buen finde
Gracias, Katy. ¡Oh, el amor! la energía que todo lo mueve.
EliminarBello poema bajo el intenso gris del nubarrón. Quizá el rayo de luz se haga esperar, pero siempre asoma brillante y cegador.
ResponderEliminarUn beso grande.
Gracias, María. No hay un poema bella sin la sensibilidad de un gran lector.
EliminarBesos
Negro lo ves todo hoy, amigo Paco. Ya verás que pronto escampa y todo vuelve a su lugar. Hasta el amor. Un abrazo
ResponderEliminarCuando uno hace impostura de poeta, lo mismo ve y siente un cielo luminoso que cerradamente oscuro y sin salida.
EliminarUn abrazo
Bellos versos nos obsequias querido y admirado amigo. Mil gracias por deleitar nuestros sentidos con ellos y feliz fin de semana te desea esta amiga con inmenso cariño.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ozna. Son muy reconfortantes tus palabras.
EliminarBesinos
El otoño, que por estas islas mías ha traído vendaval, lluvia y, sobre todo, calor. Mucho calor. ¡Qué pena que yo no tenga tus dotes de poeta! Si así fuera haría un soneto al calor, que me ayudara a soportarlo. Aunque bien pensado, amigo Francisco, quizás puedas hacerlo en mi nombre. Quedaría, seguro, estupendo.
ResponderEliminarDesde Gran Canaria, un saludo a todos, Ángel
Llevamos en Sevilla unos días bochornosos; calor húmedo, muy húmedo, lluvia, pero un calor insoportable que nada tiene que ver con la escasa luz de los días. No prometo nada, pero no me quedará más remedio que dedicarte un poema en pago de tu amabilidad.
EliminarVolverá a salir el sol y verás de nuevo el destello de sus ojos, acariciándote.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta tu pronóstico, Chela, y me anima a esperar ese cambio tan necesario.
EliminarBesos
Hola Paco, bello el poema. La foto muy buena. Las nubes, mejor dicho, los nubarrones se adueñaron del cielo, y escondieron su suave azul. Acambio lo vistieron de grises furiosos. Así es la naturaleza, nos ofreces bellos días pero también días muyyyyyyyy grises.
ResponderEliminarSaludos y besos
Y a los días grises, Isa, se suman los días negativos o positivos nuestros, los eufóricos y los otros, esos cuando vemos las cosas mejor o peor de lo que verdaderamente son.
EliminarBesos