Como caricia que apenas gesticula,
como brisa que traza blondas
y también festones aéreos
con el titubeo de la duda,
meandros suaves, corchetes
que cierran y abren la espita
de un cambio de rumbo;
así, así de voluptuoso es el vuelo
de tu mirada cuando me petrificas
observándote totalmente obnubilado.
Clava tu mirada en mí, hasta
crucificarme en el aspa de tu pecho,
asaltarme con tu mirada en línea recta
y remata a esta víctima tuya
o libérame por siempre
otorgándome el errático distintivo
de ser esclavo de tu amor.
Un poema que nos lleva directamente al amor del Crucificado por ese camino largo y silencioso hasta la luz..Muy bello, amigo poeta.
ResponderEliminarMi abrazo admirado.