En la aparente paz del parque
el griterío de la brisa en las hojas
y la clorofila en guardia
resistiéndose a ser vencida
en su quietud de techumbre verde.
En la pila de los peces
los surtidores, en competición,
afinan sus instrumentos
haciendo acordes y guirnaldas
al paso escurridizo y silencioso
de esas ninfas con escamas
que lucen sus bellos vestidos
en danza acuática que nunca acaba.
En un banco a la sombra
dos enamorados, ajenos al mundo,
se dicen cucamonas gestuales
sin pronunciar palabras
-apenas sin pestañear-
y sin que nada de cuanto sucede,
lejano o muy cerca,
les distraiga la atención hipnótica
de sus miradas en encuentro.
Todo forma parte de ese parque primaveral, colores, sonidos, vuelos, acordes y miradas...La naturaleza entera disfrutando del amor del Creador, amigo...Somos naturaleza y hay que vivir cada instante mágico, como tú haces en tu poema, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.
¡Qué importante es mirarnos a los ojos! ¿Verdad que sí, María Jesús?
EliminarUn abrazo.