Se saturó de todo y de todos,
en especial de las habladurías.
Había caído en lenguas ajenas
y no encontró la vía de escape
para salir airosa del despelleje
por un camino hasta entonces prohibido.
Había perdido el sueño maquinando
cómo escapar de las murmuraciones;
sus labios se hicieron cordilleras escarpadas
de escalada imposible de alcanzar.
Perdió el prestigio y también la calma,
su rostro y su figura acusaron recibo
de tan gravoso y maléfico acoso;
se le contrajo el rostro y también su alma.
Acorralada e indefensa, se refugió
tras una nebulosa de humo prohibido,
y acabó poniéndose el mundo por montera.
Pero hasta que llegó a ponerse esa montera perdio casi todo.
ResponderEliminarSaludos
Efectivamente, Emilio, ya no era la misma persona.
EliminarUn abrazo.
Buena descripción de esa remontada, que tuvo que costar mucho, pero que al fín logró sobrevivir...Muy detallado e inspirador, amigo poeta.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz mes de mayo.
Ni más ni menos que le sacaron de su camino hasta embarrancar, María Jesús.
EliminarUn entrañable abrazo.