Un sol difuminado, un sol nocturno,
redondez perfecta y brillo sin fulgor.
Su silencio esconde un secreto cómplice
de confidencias inconfesables.
Sabe de amores y de infidelidades,
pero calla. Calla y guiña por fases,
como quien socarronamente advierte:
su silencio es archivo de su complicidad.
La luna llena es luz no estridente
y serena, candil para los caminos,
guía y celestina de amores ocultos,
EN LA OSCURIDAD DE MI NOCHE
ResponderEliminarTE CONTEMPLO LUNA MÍA
TU LUZ ES TODO UN DERROCHE
QUE CONFORTA Y DA ALEGRÍA
Saludos
Brillante tu poema, querida Charo. Mi reconocimiento y admiración.
EliminarUn abrazo.
Un sol nocturno y una luna llena, ambos guardan misterios y presagios, Francisco...Pero el sol lo queremos claro y esplendoroso de día, asi como la claridad nocturna de la luna...El cielo nos habla cada día, no hay duda de ello y el poeta debe interpretarlo...Muy bello, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz fin de semana, poeta.
Un sol, una luz eres tú en los comentarios de mi blog, querida María Jesús. Gracias infinitas.
EliminarUn abrazo.