La puerta. El deseo es la puerta
que da acceso a la insatisfacción,
esa fuga por la que nada se colma
por mucho que sea el bienestar.
El deseo. Ese insaciable
que desconoce el significado de suficiente
y, en consecuencia,
en lugar de henchir
descubre nuevas apetencias y debilidades
en código de ansias.
“El que tiene veinte quiere tener treinta
y el de los cincuenta quiere tener cien.”
Para el deseo no existe el otro.
Bueno, existe pero como objetivo
de todos sus bienes.
La voracidad del hombre
está en proporción a su deseo
Creo que hay otros tipos de deseos para compartir.
ResponderEliminarSaludos
Hay que tener una conciencia muy bien formada para no caer en el deseo que describes, para ello la oración es muy importante también. Saludos
ResponderEliminarSin la menor duda, Charo.
EliminarUn abrazo.
Yo creo que esa clase de deseo es nocivo y perjudica a quien lo siente con tanta intensidad. Como tú dijiste hay infinitos deseos. Un abrazo.
ResponderEliminarLos deseos nocivos son más numerosos que aquellos otros que están dentro de un orden, por eso, no todo deseo es lícito ni provechoso.
EliminarUn abrazo.
Es vacuidad, por eso, nada les satisface lo suficiente y quieren más. Materialismo desmedido.
ResponderEliminarAbrazos.
Estoy de acuerdo, Sara, es satisfacción que no sacia.
EliminarUn abrazo.