Amanecer a una nueva luz
en la sala de despertar,
salir del murmullo de la nada
para detentar la vida
desde esa novedosa dimensión:
palparse, confrontar la medida del ahora
y saberse a este lado de la Estigia.
En esta ocasión,
el funambulista no ha perdido el equilibrio
y volverá a tropezar, quizás,
en las mismas piedras.
Y quien o ha tropezado más de una vez en la misma piedra? Yo al menos si que lo he hecho. Saludos
ResponderEliminarEsa es nuestra condición, Charo, por eso caemos y nos levantamos una y otra vez. Gracias por venir junto a mí.
EliminarLa vida es un constante viaje en el que vamos tropezando, unas veces enfermamos, otras veces, nos equivocamos, pero es la vida, tropiezos, y volver a levantarnos, como no puede ser de otra manera.
ResponderEliminarMe alegra que estés de nuevo entre nosotros, yo también estuve ausente, y volver a encontrarnos es lo mejor que puede pasar.
Un abrazo enorme.
Muchas gracias, María por tu recibimiento. Un abrazo.
EliminarNos seguiremos enfrentando a la vida, mientras podamos, con todas sus incertidumbres y desafíos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa es nuestra condición humana y sus limitaciones, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Me alegro de que vuelvas con nosotros, Francisco...Cada día empieza la vida y tú eres muy consciente de ello, amigo...Tu poema nos invita a sentir el presente y vivirlo con intensidad, aunque volvamos a caer y a levantarnos constantemente.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y agradecido por volver a compartir con nosotros.
¡Qué alegría que estés aquí, María Jesús!
EliminarUn fuerte abrazo.