05 octubre 2017

EN LA VIDRIERA DE AQUEL ESCAPARATE





En la vidriera de aquel escaparate,
donde tus ojos y los míos
se encontraron
con la misma fugacidad del relámpago
y el silencio estruendoso
de nuestros párpados desorbitados
diciendo todo, sin decir nada,
tomando certeza
de nuestra irrefrenable atracción.

Desde entonces, duermo sin despertar,
maniatado en los vuelos de tu falda,
en el abanicar de tus pestañas
con cadencia rítmica; muy despacio,
remansada y remecida,
como la vidriera que nos mostró el uno al otro.

He tejido para ti un collar de caricias,
un jalonamiento de requiebros que te desbordan
y trato de anillar a tu cuello.

En la vidriera de aquel encuentro,
el luminoso destello fugaz
que quiere hacerse eterno.

6 comentarios:

  1. Todo es más bello gracias a tu luminoso, fulgurante  destello.  Decir todo sin decir nada, sólo  a través del vidrio de tu lírica, épica mirada.

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    1. Muchas gracias por tus elogiosas palabras, Merche. Las miradas son siempre muy personales.

      Besos.

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  2. ¿Donde está ese escaparate qué produce efectos tan bellos y duraderos?

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    1. Ese escaparate está en tus pupilas, en tu forma de mirar. Si el mundo real no te satisface, enfoca bien y mira con ternura.

      Besos.

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  3. Sí, hay que insistir en enfocar bien. : )
    Besos.

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    1. Está muy claro que sólo vemos aquello que verdaderamente queremos mirar. Por eso el amor siempre encuentra su emparejamiento y no todos coincidimos en la misma personas; pero tenemos cada uno nuestro peculiar modo de mirar.


      Besos.

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