Hojas que caen,
como perlas esparcidas.
MARÍA SÁNCHEZ ROMÁN
“Hojas caídas”
Envejecimos juntos,
caminando
desde los remoto por los
intrincados,
los desfiladeros y los
valles.
Ella es el cliché de aquel
ayer
en el que clavé mis ojos
en sus labios rotundos y
carnosos
con ambición de poseerlos.
Me atrapó su miel como mosca
que se apresura sobre el
panal
e hice de esa cárcel lasciva
el horneado del pan de cada
día.
A lo placentero le siguió lo
amargo
y lo endulzamos con el
azúcar de la constancia;
llevó lo adverso, pero nunca
anocheció cubierto por la
duda
porque nos habíamos
ejercitado
en despejar incógnitas.
Envejecimos juntos y juntos
afrontamos
este tiempo gozoso de
ensayar
la apoteosis final de la
unicidad.
Muchas gracias por haber arropado tanto a HOJAS CAÍDAS y sobre todo que te hayas dejado seducir por sus versos y que hayan sido el motivo de este bonito poema....estoy sin palabras y con los vellos de puntas. Mil besos de este corazón que te espera en el rinconcito de la caleta
ResponderEliminarGracias a ti por tan bello poemario, María, y por tu inequívoco afecto.
EliminarBesos.
Muy bello Francisco. Juntos a pesar de todos los avatares, sinsabores y alegrías que se afrontan a lo largo del camino de la vida. Bss
EliminarMuchas gracias, Katy, por tu valoración. Para mí es una suerte que sea así.
EliminarBesos.
Te quedó muy bonito ese final, sólo que eso de la unicidad...
ResponderEliminarEl diccionario define este término como: "cualidad de único", ese es precisamente el viso que pretendía darle, el de calidad y calidez en la unidad.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hermosa selección, Francisco. La nuestra es una bella edad.
ResponderEliminarAbrazos.
No hay duda de que es así, Vicente. Felicidades por lo que te toca.
EliminarUn abrazo.
¡Qué privilegio envejecer juntos. . .! ♥ Abrazo
ResponderEliminar...y seguir sintiéndose jóvenes, Adriana.
EliminarUn fuerte abrazo.