29 diciembre 2025

RUTINA

 




Pasó la lotería de largo y sin ser vista,

como cantinela monótona y añeja

que nos devuelve a la infancia.

Nació el Niño,

pero sigo aferrado al mundanal ruido

y me cuesta abrir las puertas

de par en par

para que una ráfaga

traiga hasta mí una renovación

a la que me resisto empecinadamente,

a pesar de mi mismo.

Cerraré el año con alguna prueba diagnóstica

e inauguraré el siguiente

con un corazón expectante

a los resultados.

A la rutina de propósitos para el nuevo año

le pasó de soslayo saltos y brincos

en la dieta recomendada,

mientras celebro estas últimas páginas del calendario;

y todo ello envuelto en cánticos desentonados,

viejas melodías y mímesis de años anteriores.

Gozo de los presentes

y añoro a los que transitaron,

empeñado en que no pasen al olvido.

En breve, cuando avance enero,

-todavía con molestias gástricas-

me habré olvidado de los propósitos

para seguir siendo el mismo,

incumpliendo las promesas de estos días

y sin corregir los errores.

Rutina: un desencuentro

que no me permite avanzar

y que me ancla en mis defectos por siempre.


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