La densidad de la noche,
remoloneando en la espesura,
traspasada por el claror
de la Luz,
a pesar de la resistencia
y de la reticencia de quienes la niegan.
En la cárcel de la almohada
se debaten las pesadillas,
con el flagelo puntiagudo
que emborronan los sueños.
El río se desliza en alianza
con la densa nebulosa nocturna,
como maniatado y conducido
por fuerzas extrañas y coercitivas,
que le hacen dudar si seguir su camino
o tomar un atajo por el que liberarse.
Croan las ranas adelantando la alborada,
al tiempo que se mecen las sombras
al compás de la brisa que ulula en las ramas.
Por encima de las dudas,
la certeza va despuntando la aurora
y la Luz se hace presencia viva,
entrañas inmaculadas, omnisciencia.
.

La cárcel de la almohada, tú lo has dicho, hoy desde las 4:30 hasta las 7, momento en que me he levantado, harto ya de no dormir. Parece que con la alborada, la luz promete algo bueno. Veremos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.