Recordad, reír y llorar
este recurso inagotable
por los vericuetos de la memoria,
en estos inicios de fragilidad,
sacar brillo a lo deslucido
o abandonado en el trastero.
Reivindicar en silencio
páginas que nunca fueron memorables,
pero que son los sillares que me sustentan.
Se amontonan, se amalgaman,
se soslayan unas a otras
tratando de subir a la superficie.
En ningún lugar una página brillante,
pero hablan de mi en primera persona
sin la opacidad de otras miradas.
Sacar a la luz, airear en la intimidad,
ondear lo recóndito
en la familiaridad del yo a solas,
subrayar los aciertos
y dar trapo al agua estancada.
Beber hasta saciarse del torrente jovial
y también del reflexivo,
entresacar y subrayar,
revivir la historia personal
y ponerle títulos de crédito
y hasta banda sonora;
sacarla de lo oscuro del silencio
y darle ocasión de volver a ser
goce íntimo que inspire al presente.
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