En lo oscuro,
al otro lado de la ventana,
trabado o no entre las ramas,
una trama que tiene
vestiduras talares de mentira,
tal vez ficción que amedranta e intimida.
Todos los miedos se entretejen
en la oscura madrugada,
desportillan el sueño
y te nombran una dilatada imaginaria
que, ni te toca,
ni estabas en condiciones de hacerla.
Signos grotescos. Imágenes deformadas
y una realidad biselada que da el pego.
Es la entrada de un túnel,
una terrible y oscura boca de lobo
que se agiganta con los ojos cerrados;
un vacío causado por hielo que quema,
sudoración profusa y temblores:
la ficción hecha pálpito angustiante.
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