Aunque sea sin palabra, dime que sí.
Con tan solo un gesto oportuno,
una mirada que traspase el vallado
y descorra el cerrojo de lo usual;
tal vez un guiño envuelto en misterio
del que pueda deducir tu afirmación.
Dime que sí con el escorzo de tu mirada
cuando te giras sobre ti misma y esboces
todo un tratado interpretativo que afirma
con la rotundidad de un firme aserto.
Dime que sí con el abanico de feria
de tus pestañas, y que el aire fresco
que nace en ti me confirme
y hasta me ratifique y allane el camino,
hasta la cancela donde encontrarnos.
Dime que sí con el arabesco de tu mano
cuando se recoge con garbo en tu talle
y esculpe un estatuario de silencio.
Dime que sí con todos tus gestos,
salvo con tus labios, preservarlos incólume
hasta que se encuentren con los míos
en un ovillado y eterno beso sin fin.
Buenos días Paco. Genial. Un abrazo.
ResponderEliminarPues entonces, Musa, démonos un abrazo en silencio, sin más añadiduras, pero agradecido por mi parte.
Eliminarque lindo, eso de hablar con la mirada, y la conexión sea única...
ResponderEliminarsaludos
La mirada, Carlos, no solo orienta, sino que afirma o deniega en su silencio.
EliminarUn abrazo.
Una petición múltiple y muy creativa...Tu tenacidad y empeño tendrán respuesta, sin duda, amigo poeta.
ResponderEliminarMi abrazo siempre, poeta.
Mi tenacidad por supuesto que tiene respuesta, María Jesús. Tengo la suerte de ser de mirada única y de esto hace... Vamos para 60 años.
EliminarUn sentido abrazo.