Todos ambicionamos
lo que no tenemos:
el pobre pan,
el que tiene pan algo para
untar;
el soldado salir ileso,
el general entorchados de
gloria;
el intérprete aplausos,
el autor ser aclamado por la
multitud;
el contagiado una cama
hospitalaria,
el sano evitar el contagio…
Ambiciones,
todos insatisfechos.
Ahora, en estos momentos, todos o casi ambicionamos una cosa, salir bien de este lío, con esto no digo que otros, unos pocos, quieran ambicionar todo lo que dejan aquellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo.
Y tú, que ahora te habías aficionado al noble deporte de andar, vienen con el virus este de las narices (nunca mejor dicho, por ser una vía de entrada) y te tienes que quedar en casa. Manda carallo.
ResponderEliminarUn abrazo.
en estos momentos, que tenemos para reflexionar, valoramos lo que es fundamental en la vida y valoramos a aquellas personas que se están exponiendo para salvar la vida de los demás.
ResponderEliminarBesos
Será posible alcanzar un nivel superior de conciencia. Confía, mi querido amigo poeta. El amor hará su parte, tenemos la capacidad, está despertando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que este puñetero virus y la situación actual nos haga reflexionar y sepamos valorar lo realmente importante.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Pienso que la mayor ambición que tenemos hoy todos es no ser contagiados y que esta pesadilla termine pronto.Saludos
ResponderEliminarAnsiedad, esa es la palabra, yo me confieso ansiosa (poco falta para patológica) el que esto termine y verme en la calle con los míos tomando un café en un bar, tranquilamente.
ResponderEliminarSAludos.
La mayoría no las considero ambiciones, sino necesidades y de justicia.
ResponderEliminar¡QUÉ PENA!
Asi es amigo Francisco, ambiciones, nunca estamos satisfechos con lo que tenemos..... Saludos y cuídate mucho.
ResponderEliminarAsí es la vida, nunca está completa porque siempre hay algo que deseamos.
ResponderEliminarAbrazos