Una
madre pide pan.
Hay un nido entre el ramaje
de un árbol fornido:
cuatro picos como cuatro postigos
abiertos de par en par,
un sonoro piar de hambruna
y de frío;
una larga espera
que el sueño no ha vencido.
Una
madre pide pan.
Estoy recién comido
y fastidia la insistencia
de la del brazo extendido:
tristeza opaca en su cara,
también en sus ojos sin brillo.
Una
madre pide pan.
Una cantinela constante,
insistente como una plegaria,
como de un mal cerrado grifo.
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