Las gaviotas se adentran por
tierra,
han hecho permuta,
y ahora compiten a las
palomas
las chuches que se escapan
de las menudas manos
infantiles.
El hamaquero vocifera en la
playa
y extiende su mercancía
por el acotado espacio
concedido
con pliego y póliza,
sin consulta previa a las larus
marinas.
Se adentran en el poblado
como yumbos,
como cuatrimotores bélicos
en escuadrilla amenazante
buscando dónde engullir con
éxito.
Si las ves en formación,
lanzándose en picado sobre
los veladores,
sal de inmediato de su campo
de tiro,
pues son camicaces
en busca de un pan que ya no
da la mar
y prefieren cambiar de dieta
a verse relegadas a no abrir
el pico.
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