26 julio 2018

AYER AMANECIÓ SÁBADO





Ayer amaneció sábado
y en sábado traspuso el día
por en el desfiladero donde cada ocaso
se despeña el sol
dejándonos a oscuras.
Se echó el viento
al unísono de la tarde
y reinó la bonanza teñida de azabache;
tan sólo la espuma de las olas
delineaban guirnaldas al estrellarse en la arena,
mientras el arpa del mar
hacía coro a un espectáculo casi invisible.
Ayer amaneció sábado,
pero ya era casi domingo
cuando un corro de estrellas
salieron en estampida unas tras otras en pos
y crearon una coreografía inusitada
en la bóveda del cielo,
como danzarinas que corretean rígidas instrucciones.
Ayer fue sábado,
pero no un sábado más,
pues las Leónidas estaban convocadas
a la media noche
y la Luna, casi llena, pasó a un modesto
segundo plano.

7 comentarios:

  1. Qué bello lo que escribes de la noche y las estrellas.
    Muy lindo el poema.
    Abrazos

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    1. Muchas gracias, Isa. Así me salió el pasado sábado.

      Un abrazo.

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  2. Con todos mis respetos D. Francisco, ayer fue miércoles. :-))

    Un abrazo.

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    1. Tiene usted razón, D. Emilio, pero lo escribí tal cual el pasado sábado y no lo he corregido al publcarlo, porque en verdad nada tiene que ver con el día de la semana.

      Un abrazo

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  3. La magia de la poesía unida al embrujo de la noche hace que cualquier miércoles se convierta en sábado. Al fin y al cabo, el fin de semana es más un estado emocional que real.
    Un abrazo, Paco.

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    1. ¡Qué bonito, Cayetano! Si no hubieran libros te pondría en mi mesita de noche.

      Un abrazo.

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  4. Por una vez no es la luna la protagonista de la noche. Me encanta esa visión que nos brindas del cielo nocturno. Precioso especialmente el verso: "(...) mientras el arpa del mar hacía coro a un espectáculo casi invisible". Eso sí que es evocador. ¡Enhorabuena!

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