Fotografía de Juan Ramón |
I
¿Cómo me pides que haga
de este mendigo yo un santo,
si tú sabes, Juan Ramón,
que yo no doy para tanto?
Todo empezó por un juego
en el que yo te pedía,
de tu enorme colección
sólo una fotografía
a la que ponerle un texto.
Te demoraste unos días
—te imagino revolviendo—
por entre tus documentos
el reto más imposible
y me mandas a un mendigo
todo vestido de negro
titulado Santa Claus
para mayor desgobierno.
Tres días hace de esto
y has pensado —no lo niegues—
que yo ya me he arrugado,
que has dejado al descubierto
mi escaso discernimiento
para hacer de un pobretón
la ilusión más esperada
de toda chiquillería:
un saco del que sacar,
¡oh, prestidigitador!
lo que en diez mil no cabría.
Me rindo, pues no imagino
al orondo bermellón
en la piel de este “sin techo”
sacando del saco negro
regalos y más regalos,
solventando la ilusión
de esas cartas que escribieron
millones de pequeñines
con tantísima pasión.
Si acaso, puedo intentar
otra versión más acorde
que la imagen me sugiere:
la pobre vida de un pobre.
II
¡Oh, tristeza!
¡Oh, amarga melancolía
del que cargar con la cruz
de un saco de menudencias
que son despojos ajenos
y ajuar
del que ya se dobla
por el peso del madero de plástico negro:
frío suelo, frío cielo,
para quien no tiene dónde reclinar la cabeza.
Lleva los hombros cargados
y la mirada humillada,
perdida en su soledad y abandono,
transida pero serena;
tan sólo mira su huella,
la que se clava en la nieve
como su dócil y paciente entrega:
resignado, peregrino, viajero infatigable,
pasea por el universo de su hogar
que es infinito
hasta llegar a una valla.
¡Vaya, valla!
Se cubre con sus harapos,
se alumbra con las estrellas,
se lava —si viene al
caso— en agua de los arroyos;
como los pájaros,
a veces come y otras ayuna,
tiene la frente biselada de vientos,
los oídos arrullado de silbos y murmullos;
la brisa hace compás en las ramas desnudas
y él camina con su melodía interior
mirando el ahora, viviendo el ahora,
sin lo que no tiene; con todo lo que es.
Para él, lo que hay en el saco son regalos; aunque para otros sea basura. Todo depende de nuestro grado de miseria material y moral.
ResponderEliminarUn saludo.
He visto casos a los que la destrucción moral les ha llevado a esa situación de exclusión social, pero otros muchos que han sido arrastrados a la pobreza, con toda su dignidad, por el torrente avaro y despiadado de la ambición ajena.
EliminarUn abrazo
Yo creo que no vive el ahora, porque lo que él hace: vivir, lo que se dice vivir, no lo es. Un abrazo desde mi mejana
ResponderEliminarPermíteme que discrepe contigo, Felipe. También es vida no haber muerto, aunque no sea una vida digna ni apetecible; pero no imaginas el grado de conformidad de la gente y lo poco que verdaderamente necesitamos para seguir vivos.
EliminarUn abrazo.
Una estupenda foto con un pié que dice mucho del autor de la foto,felicidades a él.
ResponderEliminarA tí decirte que te creía enfermo ¿con gripe quizás?. te he echado de menos, pero bueno aquí, dándole ala tecla y saliendo muy airoso y por partida doble de esa magnífica foto. Desgraciadamente hay demasiados papás Noel por nuestras calles si ser navidad.
Un abrazo, celebro tu vuelta.
No estás desencaminada en nada, Tracy, pero lo mío es algo sin importancia o como la que tiene durante los últimos 20 años. La foto es magnífica, pero de entre las muchas suyas que he visto, me esperaba una de Marbella, un lugar familiar a ambos... la foto, además con título, fue para mi un reto del que simplemente he salido.
EliminarEl número de empobrecidos crece cada día, aunque nos cuenten que la economía mejora: ahora, si es que ha dejado de llover, baja el torrente cada día con más caudal de los que se van quedando sin protección social.
Besos.
El reto te ha quedado genial.
ResponderEliminarLa fotografía es magnífica, y ha quedado redonda con el título que la nombra.
Un abrazo Fco.
Muchas gracias, Elena, por tu valoración para ambos.
EliminarUn beso.
Te vas a convertir en un gran poeta social al estilo, salvando las distancias, del gran Miguel Hernandez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Grande no, Emilio, pero a lo largo de toda mi vida me ha dolido también lo que padecían los otros.
EliminarUn abrazo.
Sé que puedes salir airoso de cualquier reto. Eres un gran poeta y por favor no me digas que exagero. La descripción que has hecho de este pobre hombre es perfecta , pero me quedo con lo que dices sobre sus sentimientos.Yo no puedo ver estas cosas, el corazón se me encoge de dolor . He sido siempre así .Me duele mucho el dolor ajeno. Acá, en la plaza que está frente a mi casa "vive" una mujer con las mismas carcterísticas y en la vereda de la Iglesia que está en la otra cuadra está otra. Les dan donde vivir, las llevan pero vuelven. Son enfermos ¿ quién quiere vivir así ? Yo creo que ya no les duele nada, que no se dan cuenta , como tu Santa Claus .Pero también hago mi mea culpa . Tal vez podría traerla a mi casa , pero hasta ahí no llegamos. Quizás por eso me duelen tanto estas cosas, porque me duele la culpa.¿Qué tiene uno que hacer ? porque con que me duela no alcanza. Me gustaría que me expliquen que debería uno hacer. ¡APAPACHOS !
ResponderEliminarTe desborda el cariño, María del Carmen, lo cual te agradezco muchísimo. Esos pobres están por todos lados, junto a nosotros, sólo hay que querer mirar para verlos. Para algunos enturbian el paisaje, pero es una realidad incuestionable y son merecedores de la máxima atención y dignidad.
EliminarApapachos.
Has hecho algo muy bonito con esa preciosa imagen, un papa Noel con espíritu navideño es su corazón que vive su navidad, cada día en su propia realidad.
ResponderEliminarMe encanto!!!
Cariños....
Muchas gracias, Oriana. Juan Ramón me ha respondido que lo que he descrito es lo que él vio y le interesó al hacer la fotografía, por lo que la considero obra compartida.
EliminarBesos.
Qué habilidad tiene usted para enlazar textos e imágenes, o para hallar en estas un torrente de inspiración. Le aflora el sentimiento en cada verso.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Gracias, Madame; en vuestros labios, las loas son como más sonoras, por eso os quedo tan agradecido.
EliminarBisous.
la verdad es que es todo un reto un poema para esa fotografía y que se titule Santa Claus jejeje, yo le hubiera dado tal vez un matiz romántico en el que todos tenemos nuestros propios tesoros que regalar, que cuidar, y que llevar con nosotros, como seguramente hace Santa Claus en su saco, no creo que lleve solo regalos para los niños, seguro que lleva recuerdos. Un besazo.
ResponderEliminarLas posibilidades son casi infinitas, dependiendo de los ojos que miren la fotografía: para un niño podría representar al "hombre del saco", pero bajo ese título la ilusión de los juguetes que espera, para un trabajador social, el medio en el que se desenvuelve, para un soñador, el misterio en el que creo y tiene certeza que un día se le cumplirá... tantas versiones como personas.
EliminarBesos.
Ni un, Santa Claus, ni un mendigo,
ResponderEliminarA ti, no te ponen miedo
No importa lo que te propongas
Para todo eso y más
Tú, tienes siempre remedio
La fuente de inspiración
Nace y crece en tu interior
Se amolda en justa medida
A cualquier situación
Como chorros salen letras
De tu corazón que late
Escribiéndole al Santo
O a un pobre, viandante
No hay barreras, ni hay reto
Para tu sentir discreto
Por el que en la calle vive
Que nunca estamos seguros
Si estará triste o contento
Y a diario les ofrecen
Un cobijo y alimentos
Pero nada ya les calma
Su alma rota y lamentos
Pues ese calor de hogar
No es lo que ellos buscan
Prefieren su libertad
Bajo la noche estrellada
No quieren seguridad
Tras una puerta cerrada.
Muy profundas estas letras, que nos muestra la pobreza en la materia, pero nadie más que el creador sabe de la grandeza de esas almas, bien sabido es, que cada uno llevamos nuestra cruz, gracias por esta maravilla.
Un buen fin de semana y un abrazo.
Ambar
¡Menuda réplica, Ambar! Te felicito por ella y te agradezco el esfuerzo que has hecho para comentarme. Un gran abrazo.
EliminarBesos.
Tanto tú como José Ramón sois muy creativos y tus versos hacen un perfecto matrimonio con la esa bella imagen. El mendigo tiene una cara muy noble y bien podría ser San Nicolás. Mirando la imagen tiene dulzura, y tus palabras hacen demarco perfecto. Precioso.
ResponderEliminarBss
Gracias, Katy. No creo que Juan Ramón quiera hacer pareja conmigo con la bellísima mujer que tiene. Jajaja. Gracias, te repito. Efectivamente, un mendigo no es sinónimo de algo despreciable, sino sino reconocido en toda su dignidad. La foto fue hecha con la agudeza del fotógrafo a un mendigo real, no a un modelo posando, y sus características son las que son y similares a las que he tratado de describir.
EliminarBesos.
Muy bello, enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarFeliz semana.
Gracias, Amapola, quien por ser azul también te sales de la norma.
EliminarBesos.
Bien Francisco, después de quedar gratificada con tu saber hacer, reflexionar llego a la tertulia y me viene algo que digo yo mucho y que ni se donde ni cuando aprendi, y menos aún su procedencia:
ResponderEliminarLa basura de unos es el tesoro de otros.
Besos angel guardian ♥♥
Yo viví una infancia todo todo era aprovechable (reciclable se dice hoy). En el medio rural de los años 50 no había desperdicios, pues los animales domésticos comían de las sobras de la mesa en lugar de piensos, las bolsas eran de tela o de fibra natural (esparto, palma, pita) y acababan en la cuadra siendo primero cama y luego estiércol. Quiero decir, correspondiendo a lo que cuentas, que es cierto que todo es aprovechable y para el que nada tiene, las sobras de otro son todo aquello que necesitan.
EliminarUna anécdota: este año, en vísperas de Navidad, una parejita joven encontró un buen número de juguetes de plástico en el cubo de la basura. Los metieron en agua con jabón y lejía, los limpiaron bien y los entregaron para acabar en manos de alguien que vende cualquier cosa en "El Jueves" (El Rastro se llama en Madrid) y salvarle aquel día.
Hay muchas cosas que podemos hacer, muchas pequeñas cosas en lugar de soñar con 42 millones de euros en la banca suiza.
Besos.
Quién sabe, Francisco, quizás es el mismo Santa Claus en persona pues tiene otro tipo de regalos que ofrecer: su compañía, su experiencia, su lucha por la vida, su saber popular, su humildad, su alegría. A veces las enseñanzas no vienen del lugar que pensamos.
ResponderEliminarUn beso
Sin duda tiene algo o mucho que ofrecer, seguro que bastante más que esos simulacros rojos que tan poco tienen de real.
EliminarBesos.
Una magnífica composición de imagen y texto, luego de leer la entrada me dije que no habría existido un título mejor, y si existiera un verdadero Santa, seguramente se presentaría de esa forma y no con los ropajes de países extraños. Me has hecho recordar a un hombre de quien recibí los mejores consejos en mi juventud, lo llamaban mendigo, para mí era el sabio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
HD
La sociedad actual ha olvidado la mucha sabiduría que hay en los ancianos, tallada a base de experiencia. Es una pena.
EliminarUn fuerte abrazo.
Intuyo lo que encierran tus versos... mas no sé qué llevará este Santa Claus en su saco. Besos mil querido primo.
ResponderEliminarEn concreto el de la foto lleva todo cuanto es y cuanto tiene, su saber y sus pertenencias, todo él.
EliminarBesos, querida prima.
Comparar ese saco con la cruz es una hermosa forma de expresar cómo la vida aún en las circunstancias más difíciles está llena de dignidad, si quien carga con aquélla así lo siente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, has puesto el punto de mira en algo que para mí es crucial en el poema. Evidentemente que se trata de una persona con toda su dignidad, no sólo por lo que dicen mis palabras, sino por sus facciones.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco, preciosa la imagen y precioso el poema.
ResponderEliminarSeguro que lo que ese señor lleva en la bolsa de basura, no es basura. tal vez sea un tesoro que encontró y le sacará buen provecho. Se tiran cosas que aun son servible, y más cuando no se tiene nada y se tiene que rebuscar en la basura para encontrar un trozo de pan aunque esté moso, para él es un tozo jugoso. A esto nos están llevando los que nos gobiernan, mientras ellos tienen de todo y encima se ríen de nosotros. Hoy mismamente viene en el País de Internet, una frase muy linda de Luis Deguindos: que se vayan a tomar por cul... , palabras dirigidas a una periodista. ¿Esto es un ministro de economía? Así nos va. Una vergüenza tener estos representante impresentables.
Tiene más dignidad el señor indigente, que este otro ministro.
Enhorabuena porque has sacado en versos el alma de este señor indigente.
Saludos y besos
Yo no afirmo, Isa, sugiero; pero me parece muy atinado tu comentario.
EliminarBesos.