Pequeña;
la semilla es una criatura
mínima con cara de ilusión,
como un principio activo
que cae en tierra
y se entrega a morir para dar vida,
y multiplicarse
en espiga noble
que se hará pan candeal,
después de harina en flor.
El Sembrador - Van Gogh |
He visto;
he olido el sudor salobre
del que labra la tierra,
del que abre el surco
y aventa,
del que siembra para dar vida
y poder compartir
en familia un mendrugo.
Ahora,
hemos progresado tanto
que ya no huele a sudor:
la cabina del tractor
tiene aire acondicionado,
los herbicidas suplantan
la escarda,
los segadores no se doblan
ni cantan dolidamente
y la cosechadora la trilla
y empaca;
pero no hay pan para todos.
Los campos tienen cercas,
las eras ya no son lo que eran
y el pan queda muy lejos;
ya nadie suda
—salvo los deportistas—,
ahora son muchos
los que añoran una hogaza,
un mendrugo o unas migajas.
El pan bien se merece una oda por el hambre que ha quitado, sólo o amasado con tomate, ajo y aceite.
ResponderEliminarAhora se ha modernizado, ya no era la hogaza de antaño.
Un abrazo
Tienes razón, ha perdido calidad, aunque en algunos lugares los siguen haciendo buenos; pero lo que me preocupa es que a tanta gente le falte el pan por encima de la calidad de este.
EliminarBesos.
Esta Oda al pan es pura ternura. ¿qué hay más rico que el pan ?Mi mamá hacía pan casero con anís en grano. ¡mmm! qué no daría por comerlo hoy ! Pero ahora con la modernización hasta el pan es distinto. Por supuesto tu poema es una divinura. ¡ADORË !
ResponderEliminarasí dicen mis hnos brasileros. Ellos también son desbordados en sus expresiones. ¡Lo adiviné !! de ahí me viene el torrente de emociones. , la desmesura. Es inevitable, como el pan crece y crece hasta que invade todo. Apapachos. :)
Ayer compré levadura fresca para hacer pan en casa. Lo hago añadiendo a la harina de trigo pasas, nueces, pipas de girasol... Le he prometido a mi hijo Javier que le iba a hacer uno este fin de semana. Mi poema quería acordarse de los que no tienen pan.
EliminarApapachos.
Hola Francisco, tu lo dices, ya no es lo que era antes, yo me acuerdo de pequeñita ver esos campos sembrados y luego iban a por esa semilla convertida en trigo para amasar esas hogazas de pan que a todos nos alimentaban, mejor o peor lo hacían, pero hoy en dia ni para eso hay, una pena ya que un trozo de pan no se le niega a nadie, pero a eso hemos llegado.
ResponderEliminarBesos.
Hemos tenido que sacrificar aquel sistema productivo de mayor calidad por un pan más insulso, pero con el viejo sistema de producción ¿cuánto costaría un pan hoy? Lo triste es que ni barato ni malo, muchas familias no pueden comprarlo. Y cuando hablo del pan, lo hago como símbolo de la alimentación.
EliminarBesos.
Tractores, herbicidas, fertilizantes químicos... Y el pan vendiéndose junto a los detergentes en cualquiera de esos hipermercados donde también se venden libros.
ResponderEliminarUn saludo.
Me crié frente a un horno de leña que aromatizaba toda la calle. En aquella época, había gente que iba a amasar su propio pan y pagaba la maquila por el horno, pan que duraba toda una semana y que habían cultivado desde la siembra hasta el amasado en familia; ahora hay familias que ni siquiera tienen opción a ese infame pan precocinado y congelado en las circunstancias de venta de la que hablas.
EliminarUn abrazo.
El tractorista se echa colonia y lleva una tablet en la cabina. De repente las cosas han quedado lejos pero no siempre peores.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco
Lo pernicioso del sistema es que por el camino se han quedado muchos a los que no les llega el pan.
EliminarUn abrazo.
Francisco, qué jejos ha quedado todo eso. Es el tributo que hay que pagar al progreso.
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy de acuerdo y conforme con el tributo de la bajada de calidad, lo que me parece más discutible e injusto es que muchos se hayan quedado fuera de las posibilidades de degustarlo.
EliminarUn abrazo
Las cercas del materialismo han enclaustrado el pan que es vida, naturaleza y espíritu...Ese grano insignificante y sencillo canta y grita en tu poema y desea ser valorado de nuevo, sentirse libre y llegar a todas las bocas. La tierra espera impaciente las manos sanas y abiertas del labrador, que la abran, la siembren y la cuiden con infinito esmero y respeto...El pan nuestro de cada día, dánosle hoy y dáselo también a los que lo necesitan...
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo inmenso, poeta y amigo.
M.Jesús
Como muy bien dices en tu comentario, lo que falla no es el sistema productivo, sino el reparto, ese que no alcanza para todos. Gracias por tus palabras.
EliminarBesos.
Todo lo que sea mejorar el trabajo del hombre bienvenido sea, eso sí, si va a quitar calidad al producto, mejor estarse quietecito.
ResponderEliminarQué cambio el del pan ¿verdad? Ahora se cuece congelado y se pone duro nada más salir de la tienda. Sí, tienda, ya no son ni panaderías.
Un abrazo Fco.
Estoy de acuerdo con lo que dices, Elena, pero hemos perdido dos cosas por el camino: la calidad del producto y que hayan quedado excluidos de las posibilidades de comerlo un buen número de personas que aun con trabajo son pobres. Hemos pervertido el sistema. Me duelen los que lo pasan mal y encima pasan vergüenza y se ocultan para pedir.
EliminarBesos.
Se ha perdido hasta el olor entrañable del pan, y su sabor a pueblo...
ResponderEliminarTodo modernidades, pero anclados en el pasado cuando hablamos de hambre, aquí y allá...¿algún día alcanzará el pan para toda la humanidad?
Preciosa oda a las semillas que dan la vida para sustento de tantos.
Un abrazo, Francisco
Recuerdo mi niñez y el horno de leña. No quemaban madera, sino retamas, romero, aulagas... un festín aromático del que se contagiaba el pan al cocerlo. Eran tiempos de pan con, por lo común con aceite.
EliminarBesos.
No, no hay pan para todos ya, o no llega a todas partes. Pero además, yo creo que el pan tampoco sabe igual que el que comía de niña. Seré yo, o será el pan?
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Son las dos cosas, Madame: el pan es otro más artificial, y en los artificios hay muchos que se han quedado en la cuneta y no llegan a degustarlo. Hablo, como vos sabéis, del pan como genérico de la alimentación.
EliminarBisous.
Leyendo tu oda al pan, Francisco, me vino a la memoria aquellos días del cuartel de Aviación en que comía un oloroso pan (el chusco del día) con sardinas. Era cosa divina. Como supongo que por el cuartel pasaste, te reto a escribir sobre aquel pan nuestro (de los soldados) de cada día...
ResponderEliminarUn saludo para todos desde Gran Canaria, Ángel
Lo acepto, Ángel, aunque nos pongamos pesados hablando de batallitas que ahora la juventud no entiende porque no hacen la mili. Recuerdo aquel mes de cabo de cocina en el que descubrí que oficiales y suboficiales se llevaban para su casa del pan del soldado... Los tiempos no sólo son infinitos, sino repetitivos.
EliminarUn abrazo.
Muy buen poema, con auténtico olor a pan. Gracias por alimentarnos con tu poesía.
ResponderEliminar¡Hola Emma! Me habló muy bien de ti nuestra amiga Chelo de la Torre, lo que para mi es una gran carta de presentación. Te agradezco tu comentario y ahora trataré de entrar en tu blog a conocerte. Gracias por venir.
EliminarUn saludo afectuoso.
Como el gran Sorolla, que con sus pinceles captó en un gigantesco lienzo "La fiesta del pan", le muestras tu homenaje al sustento primordial del hombre, tan denostado ahora por esad dietas milagro que lo primero con lo que arrasan es con el suculento pan, principio y fin del alimento.
ResponderEliminarUn saludo
Magnífica referencia a una gran obra de arte, Carmen. Como sabes, más que al denostado pan de la actualidad, me refiero al alimento que ahora es escaso para algunas personas. Lamento hacerme reiterativo, pero es lo que más se aprecia en este tiempo convulso.
EliminarUn beso.
Sí, es cierto que la tecnología aplicada en esta parte del mundo que no ha tocado vivir hace más cómodo el trabajo, en general, pero aún hay falta de pan para algunos, como antes; aún se suda, como siempre, a veces hasta sangre. Un abrazo.
ResponderEliminarPrecisamente es lo que he querido destacar. Muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Francisco, muy bonita y justa la Oda lal Pan.
ResponderEliminarEs cierto que el pan ha quitado muchas penas antaño. Ahora seguro también las quita aunque su sabor no tiene nada que ver.
Hoy día el abundan muchas tiendas de pan congelado y metido al horno. Al estar caliente a las personas les sabe a gloria. A mí me gustaba el pan que hacían en mi pueblo. Ese pan candeal que aunque pasaran 4 días estaba jugoso. Esas tortas aplastadas de color caramelo. Y esas barras jugosas de grande miga. El pan con aceite o vino estaba buenísimo.
Ahora no puedo comer pan, pero aunque pudiera, el pan no sabe igual porque no lleva el sudor del campesino como tú bien dices, ni por el grano pasó el trillo. Se avanza en maquinarias, pero se atrasa en sabores al paladar.
Saludos y besos
Posiblemente esas intolerancias a algunos productos, como es tu caso, sea por los productos químicos con los que se tratan las cosechas. Lo que me gustaría es que no haya nadie que tenga que acostarse sin cenar, y se están dando casos. Por contra, hay ayuntamientos que ponen sanciones a quienes rebuscan en los cubos de basura: nos preocupa más la imagen que el padecimiento de muchas personas. ¡Qué hipocresía!
EliminarBesos.