Era un día extremadamente caluroso. Ni una sola sombra en la que ponerse a cubierto de los rayos perpendiculares del sol. El camino se hacía eterno y profundo como el mismo averno. Al fin llegué extenuado al pretil de un pozo. La cuerda estaba rota, desgastada de desuso, y había desaparecido el cubo que supuestamente habría sujetado. Me quedé pensativo durante un largo rato sin saber qué hacer; finalmente, el sudor que recorría mi cara comenzó a saberme menos salobre.
¡Que incómoda y terrible situación! ¿como saliste del problema? ¡Cuèntamelo! un fuerte abrazo,
ResponderEliminarA mi también me gustaría saber como solucionaste el problema, aunque supongo que fue....despertando de ese terrible sueño.
ResponderEliminarUn beso y un fuerte abrazo sabatino