Hoy he amanecido con el alma desabrochada,
desperezando miedos a 200 kilómetros de distancia,
acunando mimos a su descendencia y poniendo en ello la vida.
Se me ha desubicado el pensamiento, desalquilado
de presente y con un mal augurio injertando turbación.
Quisiera estar a su cabecera, tomar entre mis manos
su pálpito de vida, y acompasar mi desenfreno
a su dormición inducida. Guardar silencio, hacer pasillo,
estar presente en su regreso y abrirle cobijo
en el paréntesis paterno de mis brazos almohadillados.
Quisiera ser su arrullo, la sonrisa que ilumine su despertar,
el aroma que sólo reconoce el subconsciente y me haga cognoscible,
la brisa dulce que acaricie su pelo con púas romas y blandas;
pero estoy aquí, aunque no dejo de pensar en ella y de soñarla.
Preciosa manera de describir horas de angustia a distancia. Sé muy bien lo que se siente, lo mismo me pasó cuando mi amatxu estuvo tan lejos y tan enferma. Una siente como se desgarra el alma, y la impotencia tan grande ante el asalto de pensamientos negativos.
ResponderEliminarEspero que todo haya salido bien y que reine la calma de nuevo en vuestros corazones.
Un fuerte y cálido abrazo
Almas conectadas en la distancia. Lejos ...cerca.Así funciona el amor incondicional.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
MA.
El blog de MA.
Tienes toda la razón, MA, no es el azar, sino un mismo interés en la Paz universal.
EliminarUn abrazo.
Qué mala es espera cuando la distancia impone su ley. Un abrazo Paco.
ResponderEliminarMil gracias, Cayetano, por estar atento a todo cuanto publico.
EliminarUn abrazo.