“Yo era un niño jugando a la alegría”. (Manuel Alcántara)
Como las aves migratorias, vuelvo cada año al encuentro de mi geografía infantil -ahora bastante transformada-, en la que aún perduran los aromas de antaño en algunos de sus rincones. Yo era un niño jugando a la alegría. Tímido; era muy tímido, lo que me obligaba a soñar algunas batallas jamás libradas. Recuerdo una escuela numerosísima, abigarrada, saturada, donde los cánticos patrios hablaban de lugares que sólo estaban en los mapas.
Llegado el verano, la playa sustituía a las calles y la arena se había constituido en el material propicio para los juegos. Hoy estuve jugando con mi nieto o tal vez reviviendo mis días remotos: hicimos pozos y galerías, le enterré las piernas hasta la cintura, tratamos de llenar de agua con el cubito el hoyo imposible de san Agustín, buscamos conchas y caracolas y, ante la escasez, decidimos llenar una vasija de piedrecitas selectas, de colores muy diversos, las cuales mojadas parecían piedras semipreciosas que enmudecían y se opacaban bajo los efectos del sol. Muy al fondo, Las Chapas, aunque más presente en la memoria que en la visión directa nublada por torres de apartamentos; al otro lado lo que fuera Arroyo Primero, ahora encauzado por una tubería que se me antojan insuficientes en los momentos de avenidas y desaparecido bajo las fauces insaciables de las inmobiliarias.
El agua estaba como un plato; sólo pequeños movimientos que venían del levante sin llegar a tomar la entidad de olas y una ligera brisa que invitaba a salir de la sombrilla. Allí fue, como ayer, unos días de infancia jugando a la alegría: entonces como protagonista; ahora como colaborador especial de los juegos del Príncipe de Camas.
Y estoy segura que tu nieto guardará, durante toda su vida, bellísimos recuerdos de estos dias de juegos playeros. Y en su mente, siempre revivirá, esos ratos de esparcimiento natural, en en los que le enseñaste como construir pozos y galerías, y a apreciar toda la belleza de los complementos marinos.
ResponderEliminarMañana precisamente, iré a la playa con mi nieto, pienso pasar un día formidable, espero que el tiempo acompañe pues anuncian tormentas.
Mis cariños a los dos, al nieto y al avi.
Enhorabuena Francisco. ¡Vaya colección de post ultimamente publicados! Es una delicia leerlos y producen envidia, pero no sana, sino p.. envidia por no ser capaz de escribir así. Un saludo
ResponderEliminarBello relato uniendo dos épocas felices, aunando las alegrías del abuelo (el pasado) y el nieto (presente y futuro) que, seguramente a tu edad,
ResponderEliminartendrá los mismos alegres recuerdos que tú.
¡FELICITACIONES!y un fuerte abrazo.