Hay en la ciudad una nueva
vida,
un respiro ronroneante
surgido de la última contracción
entre sudores extenuantes,
cuando todo parecía permanente
se desinfló la pompa de
jabón
dejando ver el misterio.
Es hermoso como un bonito
pensamiento,
como retoño navideño
de miel y azahar,
como sueño cumplido
que germinó de amoroso
encuentro
con vocación de
multiplicando.
No es un recuento censal,
pero sí el testimonio
de un nuevo respirar
y algún que otro lloro
en tanto aprende a pedir
pan.
El relevo necesario.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
A estas alturas sólo pienso en fase nietos, Cayetano. Pero el nacimiento de una criatura es siempre un milagro y una puerta a la esperanza.
EliminarUn abrazo.
Es de una ternura total, profundo y bello poema y la foto preciosa. Beso
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