Seguir el impulso,
prestar oído a una
corazonada
y darle oportunidad de ser.
Soflamar con toques
personales,
─prescindiendo de alharacas─
sin olvidar el son,
el toque de rímel
que resalte la luz,
en contrapunto con las
descoloridas sombras;
marcar los acentos
hasta lograr que ligue la
salsa.
Sólo esto y poco más:
lo vivido, con mixturas de
lo soñado.
Como dicen los franceses: ¡CHAPEAU!
ResponderEliminar¡Qué enorme honor, Angalu!
EliminarUn abrazo.
Ahí está al quid de la cuestión, en hacer "que ligue la salsa".
ResponderEliminarPor lo demás, es dejarse llevar por esa voz interior que algunos llaman inspiración y otros "córtex cerebral".
Un abrazo, Paco.
Hoy tengo la "córtex cerebral" congelada. Este frío me tiene enfermo, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Método conciso pero práctico. ¡Genial! Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Juan.
EliminarUn abrazo.
Seguir el impulso, prestar oído a una corazonada que esparce el Amor al manso viento. Contrapunto emocional, sin más.
ResponderEliminarMi abrazo y admiración.
Volaron las " "
EliminarLas corazonadas son estratos de inspiración y de información previa asimilada, Merche.
EliminarUn abrazo.
Hay que hacer siempre caso a las corazonadas, no suelen fallar.Bellos versos.Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Charo.
EliminarUn abrazo.
Y es que lo vivido y lo soñado son una misma cosa, Francisco. Sómos mezcla de realidades y sueños.
ResponderEliminarMi abrazo y mi ánimo para seguir escribiendo.
Espectacular imagen con los toques de belleza que tu le agregas, claro.
ResponderEliminarAbrazo.