28 enero 2019

LLEGUÉ A TI




Llegué a ti
cuando eras
sonrisa inmaculada,
verbo no vocalizado
y arrebol
que mancilla la aurora.

Llegué
cuando tu boca era granada abierta
como compás accesible
o meloso,
abrevadero soñado;
cuando acariciarte el pelo
era electrizante.

Han pasado los años
y aquellas brasas
son rescoldo inextinguible
y certificado de pertenencia,
de oblación, de respeto y de entrega.

Fuimos dos
y seguimos siendo dos,
pero con linderos unificados.

12 comentarios:

  1. Porque los rescoldos también calientan, manteniendo una temperatura constante y sin sobresaltos.
    Un abrazo, Paco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No imaginas cómo me ha bajado la temperatura, Cayetano. Yo era... bueno, muy temperamental, pero ahora soy pavesa tibia y a veces temblorosa.

      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Preciosa granada y precioso poema. El rescoldo es lo mejor. El peligro de quemarse se aleja y el calorcillo sigue.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Debiera haber dicho fresa, pues me parece más suculenta y menos agreste. ¿Poma? Quizá poma, Angalu, como la de Blancanieves.

      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  3. Respuestas
    1. Gracias, Pepi, por tu estímulos a este viejo obstinado.

      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Precioso poema a tu mujer ¿Pepi?

    ResponderEliminar
  5. Cuando el amor es auténtico el paso de los años lo solidifica.Tu poema es precioso y confirma lo que digo.Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Charo, por verlo así de esa manera.

      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  6. Francisco, ese rescoldo inextinguible es la prueba de que la eternidad comienza aquí. Todos labramos nuestro propio cielo, amigo...Enhorabuena por ello.
    Mi abrazo y feliz semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy cierto, María Jesús, aquí comienza todo, tanto lo bueno como lo malo. Mil gracias por tus palabras.

      Un abrazo.

      Eliminar