En algún lugar de mis
recuerdos,
la melodía de su voz
canturreando,
al tiempo que inventaba la
letra
cuando no la recordaba en su
integridad
y otras por pura diversión.
Trabajador abnegado, comía
el pan
con el sudor de su frente
que con el mimo de su
esfuerzo
arrancaba frutos a la tierra,
de sol a sol.
En las horas nocturnas
enjugaba el esfuerzo con la
lectura
y me inició en ella
imitándole,
atraído por los poemas de
Espronceda
o de Gabriel y Galán
esos que me ayudó a memorizar:
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá enfrente, al
otro lado del mar, el Atlas
desde la ventana de mi
dormitorio…
Leer y a soñar.
En algún lugar de mis
recuerdos,
sus inquietudes y los pies
asentados
en tierra firme, y por
panorámica su sonrisa eterna.
Los recuerdos, los buenos, nos ayudan a valorar lo positivo de la vida. Los malos, nos educan.
ResponderEliminarUn abrazo desde Ganimedes. Nos han secuestrado unos marcianos.
Así es, y es por eso que a veces me hago una coca de recuerdos y me glorío en ellos.
EliminarNo te olvides volver, Cayetano. Un abrazo.
Recuerdos que lejos de borrarse, se afinan con el tiempo, hasta ser más nítidos, como imágenes en presente.
ResponderEliminarUn abrazo de anís, poeta predilecto.
Cuanto más mayor me hago más frescos son los recuerdos de mi niñez, ocupando los primeros lugares mis padres. Gracias muy especiales por esa predilección tuya que enamora.
EliminarUn anisado abrazo.
Hermoso el recuerdo y el rostro con la sonrisa mas pura que no puede ocultar.Hoy tambien me dio por recordar a mis padres,con su vida de trabajo y con una madre que nos dio la posibilidad de todo estudio principalmente.Mi mamá era de 1914 y admiro y admirè su inteligencia y caracter.Gracias Francisco
ResponderEliminar¿Quién puede ocupar la silla de los padres sino que ellos mismo en la primera fila de nuestras vidas? Gracias, Lucía Angélica, por hablarme de los tuyos.
EliminarUn fraterno abrazo.
siempre esstarán en nuestro recuerdo, aquellas personas que marcaron tanto en nuestra vida. Sin esas personas no seríamos ahora la persona somos.
ResponderEliminarBesos
Me nos aún si se trata de quien te transmitió su genética y te amó al extremo.
EliminarBesos.
Mis recuerdos de antaño siempre los tengo presentes,hermanos, familiares, amigos,juegos, estudios, infinidad de vivencias y no pasa ni un día sin que recuerde a mis padres.Saludos
ResponderEliminarEs dificilísimo desprenderse de ellos, Charo, en especial cuando uno llega a mayor y se hacen fuertes los recuerdos.
EliminarUn abrazo.
Hermoso homenaje a tu padre, Francisco...Esa alegría me recuerda al mío, adoraba el trabajo y los libros como el tuyo y siempre contento.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo, amigo.
Vivió la guerra y conoció el valor de la vida; quizás por eso sabía transmitir alegría.
EliminarUn abrazo.
Que suerte haber disfrutado de unos padres que han dejado tan buen recuerdo Paco!
ResponderEliminarEs maravilloso tenerlo siempre como ejemplo y tratar de seguir su estela.
EliminarUn abrazo.
En primer lugar, desearte que hayas empezado el año con buen pie y que continúe así. Problemas personales me impiden atender el blog como antes y por consiguiente, no os puedo visitar como quisiera, pero no os olvido a ninguno y siempre que pueda me daré una escapadita, como hoy que he podido hacer una entrada y ahora me dispongo a visitaros a todos.
ResponderEliminarTu padre habrá llorado emocionado, sin duda. Mucho amor reflejado en tus letras.
Besos
Me enternece tu comentario, Julia. Somos los mismos, pero la vida nos va transformando con sus dificultades. Espero y deseo para ti que la salud no te abandone nunca.
EliminarUn fuerte abrazo y un beso.
Te pareces a él, Paco! QUé risa más natural, sincera y llana... Se me antoja un gran hombre. Guarda bien su recuerdo, que sé que lo haces.
ResponderEliminarUn superabrazo.
;)
Grande como el Guggenheim, Edurne, muy grande el agasajo de tu comentario.
EliminarUn fuerte abrazo
Las sonrisas amplias, siempre marcan.
ResponderEliminarEn este caso, la sonrisa de mi padre, a quien tanto amo.
EliminarUn abrazo.