Llevo en la memoria…
tu mirada azul cielo,
las alas de ángel que no
llegué a ver nunca,
con las que seguramente te
desplazabas
y remontabas el vuelo
cuando la incomodidad o el
rubor te urgían.
Llevo en la memoria…
el tacto de cera de tu mano
en la mía,
el portón abierto de tu
mirada
iluminando el consentimiento
o poniendo límites a mi
osadía;
tu nariz menuda de rastro
afilado,
los lóbulos de tus orejas
entre la maleza de tu
cabellera en cascada;
el terciopelo de durazno de
tu rostro,
el panal de miel de tu boca
jugosa
y el juego de un guiño tuyo
cuando me arqueabas la ceja
derecha…
Llevo en la memoria…
tatuada tu impronta como un
sello indeleble
con el que podría llenar el
mundo
de copias troqueladas
multiplicándote,
como quien siembra ilusión
en un medio hostil
donde sólo prende la
desesperanza.
Podrías llenar el mundo de copias, pero mejor que no. Un bonito recuerdo en exclusiva. No sea que se desvirtúe su sentido.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
No se desvirtúa fácilmente, Cayetano, pero no está mal tomar tus precauciones.
EliminarUn abrazo.
"En poder mío
ResponderEliminarresistirte no está ya;
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese río."
Prendada, prendida por tu palabra encendida.
Así te espero, así te abrazo, entre los encajes de agua que salen a tu encuentro en la desembocadura, para poner algo de sal a tu figura dulce.
EliminarUn fuerte abrazo.
Anulada la desesperanza ante una imagen mental-emocional de esa magnitud.
ResponderEliminarFuerte abrazo, mi querido gran poeta.
La desesperanza es la mayor de las derrotas, Sara. Sin esperanza ya no hay manera de conquistar el futuro.
EliminarBesos.