Cuando es verano en Sevilla
y la calle es un hervidero,
y el asfalto es la caldera de Pedro Botero
con el manómetro a punto de estallar;
cuando el aire parece un despoblado de asfixia
que hace soñar con el averno;
entonces,
precisamente entonces,
Corrientes es una cárcel de carámbanos
donde ha quedado apresado el tibio rubor
de la sangre, congelada en el sueño
de unos leños que arden en la lumbre
tratando de devolver la vida correntina
a quien cree perecer en la supervivencia.
Y de esta guisa, yo con calor, tú con frío;
yo galopando el día y tú amazona de la noche.
Todo ello a un tiempo, a un mismo tiempo,
cara y envés de dos mitades contrapuestas:
una al sol que hiere, la otra al sol añorado,
una en la escala de los números incinerados,
otra en la de los amoratados de piel gélida.
Norte y sur. Sur y norte de una realidad
que nos unifica con seis meses de distancia,
al son de un pentagrama no escrito
que la naturaleza ha memorizado
e interpreta de oído con maestría rítmica,
siempre en persecución, por siempre en pos.
tú, siempre en persecución y encuentras la inspiración y compartes y me llevas de la mano al Norte y al Sur...
ResponderEliminarBesos muchos ♥♥♥
Un día entenderemos que todo es una entelequia, que no existe el sur ni el norte, sino que nuestra mirada es parcial y muy limitada. Es una experiencia mía vivida a través del blog que mientras hablo de un tiempo caluroso alguien me responde desde Argentina o Chile aterido de frío en la misma secuencia de tiempo. ¿Cómo será todo esto desde las alturas? Tengo un hijo en Moscú, y para él nace y muere el día en momentos distintos de los que vivo, ¿acaso habitamos otras realidades?
EliminarLos temas están ahí, como los racimos de uva bajo una parra, sólo hay que reparar en ellos y tratar de describirlos.
Muchas gracias, Tramos, esperar tu comentario también invita a la inspiración.
No obstante, aunque haga frío o calor, la amistad nos acerca y nos hace más hermanos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa era precisamente mi intención, amigo Rafael, la unidad de todos los hombres sin distinción de latitudes, calor o frío, noche o día; todos alumbrados por un mismo astro.
EliminarUn abrazo.
Pienso como Rafael,la separación de los hemisferios no debe ser un obstáculo entre ningún tipo de afecto que va más allá de cualquier división geográfica. Yo he cosechado amigos de tu continente , incluído Rafael y tú también que quiero mucho porque son personas realmente valiosas , dueñas de las cualidades más hermosas que pueda poseer un ser humano. No son muchas y no me voy a poner a nombrarlas pero me siento sumamente orgullosa de haber conquistado esa amistad que no toma en cuenta si estamos en el hemisferio tal o cualporque después de todo emulando a un gran poeta , el Atlántico no deja de ser una metáfora. Yo quiero y valoro mucho, mucho a Rafael , exactamente que a tí y a mis otros amigos y le doy gracias habérmelos puesto en mi camino para hacer más llevadero mi camino que no es fácil y para adornar mi alma con los atributos que que cada uno de ellos me va agregando. No sé si fui clara. Sabes que me manejo con lo que siento, estrictamente. ¡¡APAPACHOS !!
ResponderEliminarEse es precisamente mi tema de hoy, María del Carmen: todos criaturas divinas con distintos puntos de vista en un instante concreto, pero todos eslabones de la misma secuencia que es la vida. El que uno esté en el norte y el otro en el sur es la anécdota de un mirar diferente para un mundo que es uniforme. Tú te congelas de fría cuando el Meditarráneo es ebullición, pero luego se cambian las tornas como si todos nos miráramos en el mismo espejo en momentos cambiantes. De no haber conocido gentes que viven donde ahora predominan las sombras, seguramente nunca habría reflexionado sobre este asunto: norte y sur, dos caras de una misma moneda, un valor complementario e indivisible.
EliminarApapachos.
Y asi sucesivamente Francisco, esto es el ritmo de la vida, aunque no me gusta mucho el frio, prefiero el calorcito.
ResponderEliminarUn abrazo grande y feliz semana.
Deberíamos crear un club donde compartir la estación preferida, y así hacernos trashumantes entre el calor y el calor o entre el frío y el frío, según las apetencias.
EliminarBesos.
Hola Francisco, así es la vida que parece que no estamos nunca conformes con lo que tenemos, cuando tenemos el calor estamos deseando que venga el frío y cuando tenemos a este deseamos de nuevo el calor, tengo un amigo en Argentina y allí ahora se están "congelando" según el jeje, y nos mandamos virtualmente el a mi frío y yo a el calorcito del que nos sobra tanto este año aquí:)
ResponderEliminarBesos.
Eso es, Piruja, ese es el motivo que me ha llevado a hablar de esto; no tanto la disconformidad cuanto las divengencias entre lo que sucede en una parte y otra del globo. Por eso hablo de Corrientes, una ciudad del norte de Argentina donde una amiga mía ahora se congela mientras nosotros soportamos altas temperaturas.
EliminarBesos.
Supongo que es la vida, ir cambiando, pasar de un hemisferio a otro y vuelta a empezar, huir del "siempre lo mismo".
ResponderEliminarUn beso
Pero nosotros sólo cambiamos de opinión según sintamos calor o frío, es la tierra la que gira y arde de sol o se congela por falta de él.
EliminarBesos.
Sabemos que el cerebro se divide en dos hemisferios: el Hemisferio Derecho y el Hemisferio Izquierdo. El derecho controla nuestro lado izquierdo del cuerpo, y que el Hemisferio Izquierdo controla nuestro lado derecho del cuerpo. En los hemisferios terrestres el norte añora el tiempo de sur y el sur el tiempo del norte, a pesar de las distancias, unidos en un mismo cuerpo, nuestro pequeño mundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y en esas divisiones, nos arreglamos para distinguirnos y vernos más favorecidos los unos que los otros, cuando en verdad todo es una bola que gira y nosotros los monigotes del tiovivo.
EliminarUn abrazo.
Aunque en la fotografía que ilustra tu bello poema se vea de colores disferentes el norte y el sur, en las fotografía que nos ofrecen los astronautas se ve todo de un mismo color. Esa unificación es la que siempre he deseado entre todos los seres que habitamos este bello planeta.
ResponderEliminarTu poema, Francisco, desprende todo ese calor y frío que a veces nos une y otras nos separa.
Un abrazo.
Los hombres asociamos lo azul con lo puro, lo recto, lo angelical; pues bien, como dices, desde las alturas no hay diferencias entre verdes y azules, montañas y valles, sino que todo es del color del agua. Pues esa misma es la metáfora de la vida que todos los hombres somos iguales desde lo alto por mucho que nos empeñemos en marcar las diferencias.
EliminarMuy Bella, enhorabuena por tu poesía, te felicito. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu opinión sobre mi poesía, pero la bella es la Amapola Azul.
EliminarBesos
¡Que le den la vuelta! -Eso a ver si nos da un poco la sombra.
ResponderEliminarMuy buenas tus letras, y oportunas. Abrazos
No hace falta, Ester, que le den la vuelta, es el "calentador el que se va dando la vuelta incesantemente. ¡Ya llegará el invierno!
EliminarBesos.
¡Me acabas de dar un subidón, Rosamaría! Yo amo al País Vasco. Hace... 1967, estuve trabajando en Zarautz una temporada y sigo teniendo amigos desde entonces. Para mí todo un descubrimiento inolvidable. Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarUn beso.
Voy a irme para elotro hemisferio cuando acabe aquí " la caló".
ResponderEliminarHay otra alternativa: la monotonía del trópico.
EliminarBesos.
Francisco tu poema une los dos hemisferios, el frío y el calor, el verano y el inviernos en un gran abrazo, al que nos unimos todos...Somos humanos, limitados e imperfectos y la vida nos prueba y nos hace fuertes, como el junco, flexible y dúctil, que se adapta y sobrevive con dignidad y sabiduría...
ResponderEliminarMi gratitud por tu solidaridad, que sobrevuela tiempos y distancias y mi abrazo inmenso por tu profundidad y siempre buen hacer, compañero y amigo.
Feliz semana,Francisco.
M.Jesús
Cuando me comentas así, María Jesús, me tratas de a igual, me elevas y me haces grande a mis propios ojos. He pretendido una visión global, un corte sincrónico y sus márgenes, donde a veces estamos arriba y otras abajo. Muchas gracias.
EliminarBesos.
Como esos Yin-Yan famosos donde todo tiene su opuesto y a la vez se complementan. Nada el uno sin el otro y viceversa.
ResponderEliminarAsí, tu poema se hace ligero como la brisa, ardiente como el sol y con dejes de un invierno por venir.
Mi aplauso.
Besos.
Mi intención fue lograr la sensación de que el tiempo es uno y somos nosotros los que estamos en puntos distantes de la tierra en donde sólo vemos parcialmente. Gracias por los aplausos.
EliminarBesos
puedes creerte Francisco, que antes no era tan consciente de los climas, porque yo nunca he salido de España, y tampoco estando aquí pienso en el tiempo de otros lugares, pero desde que tengo blog, a veces digo esta lloviendo, y me dicen que hace sol al otro lado y me sorprendo jejeje. Un besazo.
ResponderEliminarEso es presisamente lo que he querido reflejar. Por suerte me leen desde distintos puntos de la Tierra y a veces es de noche cuando estoy a pleno sol o es invierno cuando nosotros estamos en pleno verano.
EliminarUn besazo.
Hola Francisco, creo que tenía que haber leído este poema primero y después el de después a este.
ResponderEliminarYo hace mucho tiempo que paso el tiempo de acá y de Argentina al comunicarme con una persona que vive allí. Es curioso mientras nosotros nos achicharramos, a ellos allí les castañetean los dientes de frío.
Bonito poema, saludos y besos
Esa es la realidad, Isa, que el sol no nos ilumina siempre igual ni siempre a los mismos.
EliminarBesos.