11 diciembre 2009

EL FIN DEL MUNDO

Como si el hombre, en su finitud, tratara de arrastrar y aniquilar todo con su propia desaparición, son numerosas las profecías que a lo largo de la historia han pronosticado el fin del mundo, pero todas ellas fallidas, ya que lo cierto es que aquí sigue girando y girando.

En la Edad Media, cuando el calendario se aproximaba a la entrada del primer milenio, los miedo y las supercherías diagnosticaron que el final de la vida sería en el año 1000, olvidando que nuestro calendario es una convención y no el reloj infalible del tiempo. Es cierto que el último libro de la Biblia, el Apocalipsis, habla del fin del mundo, pero aunque los mismos discípulos de Jesucristo lo esperaban como algo inmediato, esa meta no está en nuestras manos vislumbrarla dónde se encuentra.

Podemos leer en la Biblia lo que para algunos es un ensayo de ese final tan temido e ignorado: el Diluvio y el exterminio de Sodoma y Gomorra. Y será por eso que cuando se produce un tsunami como el sucedido en el 2004 en el Índico, con epicentro en la costa del oeste de Sumatra, o ante cualesquiera otras señales, nos parece adivinar que el final está cerca y muchos se atreven a asegurar que será inminente.

Cuando nos acercábamos al cambio de milenio –año 2000- nos encontramos con el serio inconveniente del cambio de fecha en los ordenadores -por el problema de su funcionamiento interno a causa del sistema binario-, problema que no fue tal, como tampoco fue tal el haber resucitado el fantasma del fin del mundo en tan redonda fecha. Ahora nos hemos olvidado ya de Nostradamus, de los secretos revelados por la Virgen de Fátima a los pastorcillos y del anuncio de otras desgracias, y nos hemos venido a fijar en las profecías de la cultura maya. Con el título de 2012 se acaba de estrenar una película de Roland Emmerich, donde determina el fin de mundo para esa fecha, apoyándose en las predicciónes de los mayas. Emmerich, en algunas de sus películas narra desastres que acaban o ponen en peligro a la humanidad, como en Independence Day (extraterrestres), Godzilla (monstruos) y The Day After Tomorrow (catástrofes ambientales). Su trayectoria fílmica parece indicar cierta fijación a la catástrofe humana.

Es propio de los ancianos creer que con su decrepitud física todo a su alrededor es un caos, que todo lo que le rodea es casi un exterminio y que se encuentra ante señales apocalípticas inequívocas, pero también de personas fácilmente influenciables por los gurús de moda, por aquellos que mueven hilos oscuros que de seguro les reportan pingües beneficios lo de atemorizar a los demás. Rigurosamente cierto que algún día llegará el fin del mundo, pero de momento sigue girando y girando, y al parecer tiene cuerda para rato.

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