Fotografía de Escolástico Martín, "Tico" |
Cae la tarde por el
rebosadero
que se adivina en el
terraplén del horizonte,
mientras los besos no dados
crían costra en el abismo
de este día que nació gris
y se retira enmohecido como
la bruma
cuando se deshilacha.
En algún lugar,
tal vez cruzado de brazos,
los alones desplumados de la
desesperanza
hacen cábala
en la soledad de alguna
playa fría
y convoca un titánico
esfuerzo
de reconciliación,
como resonancia de vida
gobernada de anarquía
que sustituya este vacío
solemne,
este silencio azul
que se magnifica al
desplomarse.
Bonita sinestesia ese silencio azul lleno de agria melancolía.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
(Perdón por la rectificación)
Mil gracias, Cayetano, por no cansarte de mí y aparecer atinadamente siempre.
EliminarUn abrazo.
Unos versos que destilan cierta melancolía.Saludos
ResponderEliminarLa voz melancólica es como las revueltas del camino, que una vez y otra vuelven a aparecer. Muchas gracias, Charo.
EliminarUn abrazo.