Fotografía de Isidoro Jara. |
En la chopera,
bajo los pasos mullidos,
un pleamar de acordes
que me transporta a la
orilla del Mediterráneo
con sus flujos y reflujos,
con su tempo como resaca a los adentros,
en días rígidos,
y sus misterios calados y
encallados en las profundidades.
Por entre las alineaciones
arbóreas,
un rayo de luz discontinuo
sorteando el follaje
y a los pies un pequeño
arroyo
que se vadea con facilidad, apenas
con un brinco;
entre las ramas,
una música alegre y jovial
como optimista es una aventura.
En el pensamiento,
aquella tarde de soleada soledad
que tomabas el sol
semidesnuda
y las olas eran disciplina de
la orquesta marina.
En la naturaleza, en toda
ella,
el ritmo pautado de la
música
como germen de gobierno del
Todo;
a veces sostenuto, otras molto vivace
y la mágica batuta invisible
marcando
ritmos y tiempos.
El mar en todo su esplendor. Tarde soleada con cuerpos dorados disfrutando del momento. ¡Qué recuerdos!
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Un fuerte y agradecido abrazo, Cayetano.
EliminarEn un lugar tan hermoso como el de la foto que has puesto, he pasado este fin de semana, no era el Mediterráneo, pero casi, el lugar Rota y Cadiz.
ResponderEliminarUn abrazo.
El mar es bellísimo cualquiera que sea. Me alegro que hayas hecho la escapada.
EliminarUn abrazo.
Este año no voy a poder ir al mar y de verdad que lo voy a extrañar, al ver tu imagen me han venido cantidad de recuerdos disfrutados a las orillas de diferentes mares.Saludos
ResponderEliminarCuando uno llega a mis circunstancias de edad y físicas, se permite el lujo de sentirse en el mar en cualquier momento que le apetezca. Este poema está escrito bien lejos del mar.
EliminarUn abrazo.
Muy importante marcar los tiempos.
ResponderEliminarEl tempo es clave en la música y también en la poesía.
EliminarUn abrazo.