Aunque en algunos casos la pérdida del marido sea una liberación -no son pocas las que han padecido malos tratos o al menos la indiferencia humillante de un rey sin corona que ejercía de tirano-, en la mayoría de ellos representa un golpe durísimo del que suele costarles mucho levantarse. Los primeros meses después de la muerte del esposo son los peores: se ha perdido al otro polo del vínculo social, emocional y físico, y con él se va el amigo, el compañero, el confidente, el amante y se trunca la cotidianidad de la vida. Con el difunto se ha perdido, en muchas ocasiones, el rol del cuidador de los últimos meses o años y en pago a todo ello comenzará a percibir menos ingresos.
Tradicionalmente las viudas quedaban en el más rotundo desamparo, constreñidas a la caridad como único medio de subsistencia. No por casualidad la Biblia nos ofrece un montón de ejemplos en los que se recomienda muy especialmente el cuidado de forasteros, huérfanos y viudas, por ser estos los sectores más débiles de la sociedad. Y esto mismo ha sucedido casi hasta nuestros días, si bien la protección actual de las pensiones de viudedad no está muy alejada del sentido caritativo tan arraigado.
La mayoría de los pensionistas se ven forzados a ser cautos en sus dispendios porque las pensiones no alcanzan para vivir con cierto desahogo. En el caso de las pensiones de viudedad, éstas suelen ser tan raquíticas que la pobre viuda se ve forzada a enjugar su soledad en la penuria económica. No sólo ha perdido a la persona amada, sino que con él se han esfumado la mitad de los ingresos, concretamente se le reduce en un 48%. Es cierto que ahora va a consumir la mitad en alimentación, pero también es cierto que las cuotas de la comunidad, la luz, el teléfono, el gas, las reparaciones, la póliza de seguro o el alquiler, si acaso la vivienda no es de propiedad, siguen costando lo mismo. En cambio, cuando en los casos poco frecuentes el viudo es él, la pensión no sufre merma alguna. Por todo ello, no resulta nada extraño que tantas viudas acudan a las entidades de caridad en busca de un respiro con el que aliviarse.
Es cierto que han cambiado los tiempos, pero las viudas siguen estigmatizadas -como antaño-, por el dolor, la soledad y la penuria.
GRACIAS, Paco, gracias con mayúsculas. Gracias por tocar este tema porque además de denunciarlo “lo pones bonito”
ResponderEliminarPero, como tú bien sabes, no me resisto a reflexionar algo más, es decir a utilizar tu foro para mis preguntas de loco.
Como es normal -en este país sobre todo- cuando algo está mal sólo se puede cambiar para peor y perdón por esta cínica frase.
Resulta que hace poco hemos leído que se proyecta que las pensiones de viudedad no sean vitalicias. No me resisto a copiar la noticia del 10-1-2010.
El Documento sobre revisión del Pacto de Toledo que ha elaborado el Ministerio de Trabajo entre otras lindezas incluye una propuesta para reformar la pensión de viudedad:
Se plantea -y copio- “sustituir la actual prestación vitalicia por una indemnización de pago único o por una prestación temporal…esta modificación es un «paso obligado» para modernizar y adecuar la prestación a las «nuevas situaciones sociales y a las nuevas formas de familia y convivencia» en las que la mayor parte de las mujeres trabajan”.
Lo leo y lo releo y no me lo acabo de creer, ¿que se pretende? ¿Que las que sólo tengan este subsidio se queden literalmente sin nada?
¿Acaso actualmente si tienen su propio trabajo y su propia pensión al jubilarse también cobran la de viudedad? Esto no es así, por tanto no se debe ni plantear como una justificación.
Por otro lado, ¿dónde está la lucha por la igualdad de sexos? ¿No nos dicen reiteradamente que las mujeres ganan menos? ¿No es este el caso en que, precisamente sobre las mujeres, el cobrar menos resulta más evidente la desigualdad?
Paco, ahora me tengo que ir, con tu permiso luego sigo con este tema pues he visto otros “datos”.
Hola otra vez, intento aportar unos datos recopilados y comentarios publicados que quizás pueden “enriquecer” a los que puedan leer éste modesto comentario.
ResponderEliminarLa Comisión Parlamentaria del Pacto de Toledo, ha dicho que: “Urge la reestructuración de la pensión de viudedad porque la sociedad ha cambiado significativamente. Las mujeres se han incorporado al mercado laboral, existen hogares monoparentales, parejas de hecho reconocidas y está permitido el divorcio, entre otras circunstancias”. Y qué ¿???
Serán cambios convenientes a aplicar a una ayuda que perciben en la actualidad 2.138.265 personas, de las cuales 702.789 cobran otra prestación aparte y 160.942 son trabajadores en activo. Que se persigan estos casos, pero no quitar todas las pensiones de viudedad.
Un reciente informe elaborado por el Gobierno, que será el punto de partida de la reforma, dice que la edad media en la que se comienza a cobrar esta prestación es la de los 71,57 años. Igualmente destaca el protagonismo femenino en la percepción de la pensión, aunque los hombres avanzan poco a poco, con 120.282 titulares. Otra peculiaridad del colectivo es que 78.852 accedieron a la pensión por fallecimiento de la pareja en accidente de trabajo o por enfermedad profesional.
Y todo eso qué importa ¿??
El informe refleja también cómo se encuentra la pensión de viudedad en la Unión Europea. El informe recalca que el beneficiario no cobra el cien por cien de lo recibido por la persona fallecida en ningún país. Sí, pero mucho más que en España
A modo de idea:
En Francia la pensión de viudedad es el 58% y sin edad mínima. En Alemania el 61%. Además, sobre bases mucho más altas. En Austria, hay ayudas para los padres que carezcan de rentas. En Grecia se extiende a padres y nietos si no tienen otros ingresos. En Italia, también a padres, hermanos y nietos si no hay otros supervivientes.
En España el 35% las pensionistas de viudedad ingresaban mensualmente, a 1 de enero del 2009, unos 450 euros, es decir por debajo del umbral oficial de la pobreza.
Una propuesta presentada por CIU en el Congreso, a mediados año pasado, pedía aumentar la base reguladora de las pensiones del 52% actual hasta el 70% de modo universal y hasta el 90% a aquellas personas cuyos ingresos dependan exclusivamente de esta prestación y tengan cargas familiares.
Tal propuesta fue “burlada” por la iniciativa gubernamental de prometer reformar en profundidad todo el sistema. Parece que el Gobierno tiene una idea que si se materializa, puede cambiar por completo el funcionamiento de la pensión de viudedad que dejaría de ser contributiva para ser asistencial.
Es decir, que ya no dependería de la cotización que hubiera realizado el trabajador fallecido y su empresa, sino de lo que decida el Gobierno a primeros de cada año. O sea como una pensión mínima no cotizante, del SOVI por ejemplo, una especie de ayuda social.
Porque-y copio-“las personas tienen que ir acumulando sus propios derechos para tener su propia prestación” (frase de un tal Fischer, Director de Asuntos Sociales e Igualdad de Empleo en Europa, el 12.01.2009). O sea que la mujer que trabaja -y gana menos según dicen- se queda con su propia pensión aunque sea inferior al 48% actual, (ello claro siempre que haya trabajado 15 años… o 25 años, según quieren también reformar). No hay más que hacer números.
Horror ! Lo que nos queda por ver en 2010/11 nos pondrá los pelos de punta.
Las mujeres sin duda, deberán pensar: ”VIRGENCITA VIRGENCITA QUE ME DEJEN COMO ESTOY”. O bien, cambiar las estadísticas de perspectiva de vida y fallecer antes que sus maridos.
Dónde están los defensores de las igualdades de derechos?
Y los políticos/as que se llenan la boca con comparaciones sobre desigualdades?
Y la necesidad de aumentar los impuestos para atender al aumento del gasto social?
Y los medios de colaboración, perdón quise decir de comunicación?
Perdón, perdón por la extensión de mis reflexiones, pero no he podido contenerme. Mil gracias.
¡Gracias, Joaquín, por tus comentarios!
ResponderEliminarYo apunto y tú disparas; yo me limito a dar poco más que un titular y tú haces todo un tratado.
Me gusta que sangres por donde te duele.
Primero se llevaron a los negros,
ResponderEliminarpero a mi no me importó
porque yo no lo era.
Enseguida se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó,
porque yo tampoco lo era.
Después detuvieron a los curas,
pero como yo no soy religioso,
tampoco me importó.
Luego apresaron a unos comunistas,
pero como yo no soy comunista,
tampoco me importó.
Ahora me llevan a mí
pero ya es tarde.
Primero se llevaron a los negros,
pero a mi no me importó
porque yo no lo era.
Enseguida se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó,
porque yo tampoco lo era.
Después detuvieron a los curas,
pero como yo no soy religioso,
tampoco me importó.
Luego apresaron a unos comunistas,
pero como yo no soy comunista,
tampoco me importó.
Ahora me llevan a mí
pero ya es tarde.
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(Poesía atribuída a Bertolt Brecth. 1898-1956)