Paisaje vivido, añorado:
infancia, despertar a la juventud,
pies ágiles que no conocían la fatiga.
Como cambia el caserío
hostigado por la ambición especulativa,
tampoco vuelve uno
siendo el mismo.
Quien se ausentó, conoció y vivió
otras realidades,
se le adosan capas superpuestas
que se le han sobredimensionado.
Volver
no es una página en blanco,
mas tampoco un dictado
con sus correcciones en rojo,
es regresar al origen
y palpar las nuevas realidades
con huellas del polvo de los caminos.
Y repentinamente, las ausencias,
el filo de la guadaña
que segó gavillas y dejó rastrojos
en lo inmaculado de su horizonte.
Volver: recordar, revivir, recontar
y también agregar nuevos sumandos
a la nueva realidad.