Míralo,
en las palmas de mis manos te tengo tatuada.
Is 49, 16
Quiero labrar tu nombre
en mármol de Paros
y hacerme grumete
en el navío de mis
ensoñaciones,
enrolarme en su singladura
con vocación de eternidad,
camino de la ensenada de tu
cuerpo.
Quiero esculpir tu nombre,
tatuarlo en mi pecho
y fundirme a ti entre Delos
y Naxos,
de forma que sólo tú y yo
deletreemos nuestras vidas
por la nebulosa de los días prometidos:
Cícladas… anclados el uno en el otro.
La primera lectura del día y no puedo empezar mejor.
ResponderEliminarBravísimo!! Gracias por ayudarme a pensar, leer...
Un abrazo, grumete
Me colma este comentario tuyo, Merche. Si en verdad puedo ayudar a que tu día sea mejor, el honor es mío.
EliminarBesos.
Hacer todas esas cosas tan bonitas entre esas islas Griegas, lo único que puede ocurrir es que al encontrarte con una patera de gente medio ahogada se te quiten las ganas de hacer poesía y desear odiar a todo este mundo que los deja abandonados.
ResponderEliminarAbrazos.
Este pueblo, origen de nuestra cultura, bien merece unas palabras que salgan de la cotidianidad oscura del exilio infame de quienes huyen de la guerra, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Hermosas palabbras con regusto mitológico. Me encanta.
ResponderEliminarAbrazos
Mil gracias, Julia, por tu lectura y comentario.
EliminarUn beso.
El amor, la nobleza de la piedra, las islas griegas y el noble oficio de escultor hacen buena combinación y dan al poema un toque especial de eternidad.
ResponderEliminarUn abrazo, monsieur Paco.
Es posible que planee la sombra de Cavafis por el poema, uno de mis regalos de Reyes. Muchas gracias, Cayetano.
EliminarUn abrazo, historiador.
Bellísimo.
ResponderEliminarEnhorabuena. Besos.
Nunca tan bello como tu nombre y por ende como tu persona.
EliminarBesos.
Bello poema amigo. Me encantó leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchísimas gracias, Jorge.
EliminarUn abrazo.
Muy precioso el poema.
ResponderEliminarAnclados el uno en el otro y si es por siempre mejor.
Un abrazo.
Ambar
El amor tiene vocación de eternidad, lo que sucede es que a veces las personas interrumpimos el compromiso. No en mi caso, por suerte.
EliminarBesos color ámbar.
No cabe duda de que sientes un amor tan eterno como los sueños, tan intenso como el mar y sus oleajes, tan perdurable como el mármol grabado.
ResponderEliminarMi felicitación por ese sentimiento tan arraigado que te hace escribir tan bellos poemas.
Besos.
Muchas gracias, Marinel, por tus palabras.
EliminarBesos.
Un lujo para este sábado .
ResponderEliminarBellísimo !
El amor eterno , tatuado en el alma.
Apapachos.
Mil gracias, María del Carmen, tus comentarios son imprescindibles.
EliminarApapachos.
Tu poema adquiere tintes míticos y milenarios, Francisco...Si la cultura griega ha sido fundamental para nosotros, tomas el martillo y el clavo de sus escultores para darle un halo de eternidad a ese amor, que luce y lucirá por siempre en los anales de la memoria...Mi felicitación y mi abrazo.
ResponderEliminarM.Jesús
Muchas gracias por tu precioso comentario, María Jesús.
EliminarBesos.
Maravillosos versos...Amor tatuado más allá de la muerte.
ResponderEliminarUn aplauso amigo poeta.
Besos.
MA.
El blog de MA.
Muchas gracias, MA.
EliminarBesos.
Hola Francisco. Muy bonito y amoroso le poema. Por amor verdadero somos capaces de cualquier cosa por dolorosa que sea. Seguro que ya tienes su nombre tatuado en tu pecho, pero en lugar de tenerlo por fuera, lo tienes interno, en el corazón y en el alma.
ResponderEliminarBello poema.
Saludos y abrazos
Muchas gracias, Isa, por la lectura e interpretación que haces de este poema.
EliminarUn fuerte abrazo.
El amor escrito con palabras de piedra queda grabado para la posteridad como las mejores esculturas.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Un fuerte abrazo en acero (inoxidable), Cayetano.
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