A
mi nieto Alberto
En la edad indefinida,
cuando el joven siente la necesidad
de plantar la semilla y adecuar el granero,
en ese tiempo entre dos estaciones
que en el calendario no deja de correr tenazmente,
como cuando pasamos delante de un espejo
y transita nuestra sombra
sin darnos un respiro ni detenerse,
mientras tratamos de encontrar el camino,
nuestro camino, y acertar en la elección…
Todo cuanto puedo decirte
es que te enfrentes al conocimiento
desde la premisa de la parcialidad,
la incertidumbre y la inexactitud.
Por mucho que abarques, te quedarán flecos,
incluso grupos de materias que te serán
tan desconocidas como necesarias:
la formación académica
es solo la base del conocimiento,
pero en ningún caso del alfa a la omega del saber.
La vida es cambio, es búsqueda, es camino:
un camino interminable que te irá desbrozando
la necesidad de averiguar el sentido de las cosas,
así como las nuevas urgencias
hacia las que evoluciona el vivir.
Regálate un tiempo de
silencio, de contemplación,
un deseo insaciable de
seguir aprendiendo,
aunque acabarás por
entender tu pequeñez rotunda.
Desde mi cima y mi mucha
ignorancia,
puedo asegurarte que no
hay cualidad
superior a la escucha.
No te guardes todo para
ti, sé generoso
y comparte. Y así por
siempre dando gracias
y creciendo sin límites.
Si, un bonito poema, pero son un coñazo y te lo digo porque tengo en casa a dos adolescente que no saben más que decir que no.¡¡uff, que trabajo!!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, pero nosotros que hemos pasado por ese mismo desfiladero, sabemos que acabarán saliendo de ahí.
EliminarUn abrazo.
Estupendos consejos que aunque son para tu nieto se pueden extender a todos los adolescentes.Saludos
ResponderEliminarConfío en que de algunos frutos, Charo.
EliminarUn abrazo.
Un abuelo de lujo c tiene ese chaval.
ResponderEliminarBesos de anís.