A ti tiendo mi mano
tan temblorosa y fría,
como escarcha en la noche,
desposeída, débil,
buscando tu acogida;
temblorosa de angustia
como la flor cortada:
estentóreo aullido,
helado frenesí
que encontrando tu pulso
se embriagó de tu aroma
y se ovilló a tu esencia,
cual la rosa recuerda
sus sépalos y espinas.
Buenos días, tu entrada se me llegó al alma.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te lo agradezco, Franconetti
EliminarUn abrazo.
Pese a lo bonita que es una rosa y tu poema, me has recordado la declinación del latín Rosa-Rosae después de más de 50 años de la clase de latín, aún me trae malos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
La vida tiene un camino para cada uno de nosotros: yo fui al instituto laboral y no teníamos latín.
EliminarUn abrazo.
Hermoso poema, interpreto a la muerte quien viene...
ResponderEliminarAbrazo
Muchas gracias, Carlos. Un poema es por encima de todo una emoción, una sugerencia que cada quien interpreta libremente.
EliminarUn abrazo.
Un poema inspirador, que puede estar hablando de una persona solitaria, cargada de recuerdos y tristezas, que busca compañía y aceptación, hermosa y frágil como una rosa...y que tú le das la belleza sutil y poética, que sin duda merece, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y admirado por tu constante inspiración.
Me haces muy feliz por lo bien que me lees e interpretas, María Jesús.
EliminarUn abrazo.
Bellísimo poema, lo he leído varias veces porque me ha impactado.Saludos
ResponderEliminarEs raro que no aparezca mi comentario, que recuerdo haberlo hecho. A veces , ignoro el motivo...también puede estar en la lista de spam. Hace un momento he revisado la mía y tenía algunos en la lista que no era spam
ResponderEliminarBesos
Hacías mucha falta!!! Qué alegría verte de nuevo.
ResponderEliminarNo me había enterado de que habías regresado. Me estoy poniendo al corriente con tus entradas.
Un abrazo.