Silencio. Soledad y silencio
que muerde paso a paso
el peso agreste de la piedra,
que devasta la argamasa quejumbrosa
desnudando los sillares
de sus aires de la opulencia de antaño,
al tiempo que la hiedra
y sus renuevos verdes
se enredan y se enroscan
es ascensión helicoidal
por los paramentos desnudos
y desguarnecidos. Un pulso,
un enfrentamiento descarnado
entre lo construido y la floresta,
el ayer adormecido y el hoy vivaz,
una batalla de anticipo ganada
por aquella que se atrinchera
en la lenta e incesante resistencia
y va torciendo el gesto aguerrido
cuando la atalaya de antaño
es malogrado abandono.
Esto es el hombre. Mírame,
un desvencijado esquema
de su pasado vigoroso
que el tiempo va doblegando
en infinitos sumandos de achaques
hasta descerrajarse en polvo,
para volver de nuevo a su origen.
Una certera comparación, aunque las piedras monumentales vestigios del pasado perviven a través de los siglos, mientras que nuestro polvo, es eso polvo, "mósfera", "ná", como decía el gitano.
ResponderEliminarUn abrazo
Las piedra perviven más que nuestros huesos, pero luego vienen otros pueblos y construyen en ese espacio y aprovechan los materiales reciclables: la materia no es infinita.
EliminarUn beso.
Muy buena entrada!!! pero....
ResponderEliminarEn tu caso ese polvo solo puede ser tierra fértil.
Cariños....
Gracias, Oriana, tú me ves muy favorecido.
EliminarUn beso cariñoso.
Siempre quedará la historia.
ResponderEliminarSaludos
Luego vienen los arqueólogos y encuentran historias superpuestas unas sobre las otras: destruir para construir.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco, buena comparación la que haces amigo y es así en lo que nos vamos convirtiendo, hasta en el final que como bien dices volvemos a los orígenes, por si acaso que tarde mucho en llegar verdad?.
ResponderEliminarBesos.
Me alegro que te guste, Piruja. Un regreso en el que nunca pensamos, pero para el que tenemos billete asegurado sin fecha ni hora.
EliminarBesos.
Sí que hay muchas formas de morir, pero salvo el sufrimiento que pueda haber mientras todavía es vida, después todo es tabla raza.
EliminarUn abrazo.
Acertada comparación. Al final, de nada sirven riquezas y privilegios. Todo acaba. Y en el polvo somos iguales.
ResponderEliminarMientras tanto, hay que vivir. Y disfrutar de las pequeñas cosas que nos hacen felices.
Y hablando de ello... Me voy tres o cuatro días por ahí.
Un saludo.
Ese es el consuelo que siempre buscamos ante las desigualdades, que a la hora de la muerte todos somos iguales, pero no es verdad porque también hay muchas formas de morir.
EliminarPor mucha pompa que tengan ciertos enterramientos, la muerte es lo único que nos iguala; al final, materia putrefacta.
EliminarUn abrazo.
"Polvo eres... " pero tratemos de llegar lo mejor posible, espiritualmente me refiero.
ResponderEliminar¡APAPACHOS !!
Que tengas un fin de semana luminoso. :)
Los medios sanitarios, por tanto los económicos, pueden alargar la vida algo más, pero muchas veces ni siquiera merece la pena. Para mí es muy importante este tiempo nuestro de acercamiento al borde de la vida para ponernos en paz con nosotros mismos, con los familiares y amigos y con el mundo: prepararnos para partir ligeros de equipaje. A eso me ayuda la fe.
EliminarQué facilidad la tuya para hacer un buen cesto con cualquier mimbre. Un abrazo desde mi mejana
ResponderEliminarYa que no valgo para caminar, Felipe, para subir riscos y compartir el almuerzo en medio de la naturaleza, doy gracias a Dios porque me ha dado la facultad de expresarme por escrito y hacer cestos con letras.
EliminarUn abrazo.
Unos dejarán el recuerdo, otros sólo el polvo, y otros, como tú, su obra.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
¡Qué delicada y cariñosa eres conmigo, Elena! Gracias, muchas gracias.
EliminarUn beso.
Hola Francisco, así es, todo se va deteriorando, nada es perpetuo, tan solo la tierra y el cielo, los demás seres y cosas envejecen, se deterioran nos vamos desgastando y nuestros huesos con el tiempo volverán a ser polvo.
ResponderEliminarSabes Francisco, algunas veces pienso que la arena finita que suave como la ceniza o como el polvo, tal vez sean humanos, animales y de rocas de restos de otros tiempos.
Saludos y besos
Que no te quepa dudas de que eso es así. La arena fue piedra y nosotros no desaparecemos íntegramente, sino que nos convertimos en sustrato, en abonos de otras vidas inferiores y en pequeñas partículas irreconocibles.
EliminarUn beso.
"Esto es el hombre. Mírame,un desvencijado esquema de su pasado vigoroso"
ResponderEliminarAún así disfrútalo mientras te lo permitan.
Como sabes hace unos días que no me conecto ni me centro. Pasado unos días volveré a la realidad virtual. Te dejo mi cálido abrazo y te deseo un genial finde.
Bss
Muchas gracias, Katy, por tu visita.
EliminarPolvo somos y en polvo nos convertiremos. Si no he entendido mal, así interpreto yo tu poema. Muy bien escrito Francisco. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amigo.
ResponderEliminarTú lo entiendes todo, Pepe.
EliminarUn fuerte abrazo.
SOMOS PEREGRINOS QUE VAMOS RECORRIENDO UN CAMINO.
ResponderEliminarPRECIOSO POEMA FRANCISCO.
BESOS GRANDES.
Gracias, Luján. En tu casa todo es más suntuoso; en cambio la mía es pura ruina.
EliminarUn beso.
Supongo que todo llega a su fin o todo va envejeciendo, pero eso no le quita la belleza de lo que un día fue. Un besazo.
ResponderEliminarLa belleza está en el camino; no en lo que fue, sino en aquello que va siendo.
EliminarUn beso.
Francisco, ese puente derruido y silencioso nos sirve de metáfora sobre la vida humana...Altiva y desafiante en su juventud, doblegada por el tiempo y las circunstancias en su vejez...Nos enfrentas a una realidad física, que todos vamos a pasar, para unos será más dura y para otros menos. Sin embargo, tenemos en la manga "el as del espíritu"que nos va a servir para seguir apuntalando "nuestro puente" con dignidad y esperanza"...Otra realidad, no tangible pero presente y sentida...Mientras leo tu poema observo la foto y puedo ver, en su soledad y en su silencio, al viejo puente satisfecho y gozoso de haber servido a tantos caminantes y permanecer aún en su sitio cumpliendo su misión...sonrío.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo grande por tu profundidad y belleza lírica.
Feliz fin de semana, amigo.
M.Jesús
Lo normal es que mientras el cuerpo envejece el espíritu se remodela y renueva: es el contrapeso del equilibrio. Gracias, María Jesús, por tan lindo comentario.
EliminarUn beso.
Bello poema que sitúa al lector en el punto final de la vida, devolviéndonos al polvo, a la tierra que nos vió nacer, a los brazos de quien amamos y nos esperan.
ResponderEliminarUna belleza que quedará aquí por siempre jamás más allá de ese polvo descarnado que lo cubre todo.
Un beso Francisco ¡mi poeta preferido!
¡Por Dios, Laura, lo que me has dicho! Mi ego se ha pavoneado un poco; espero que se me pase.
EliminarUn beso.
Bello poema donde relatas el paso del tiempo en piedras y hombres.
ResponderEliminarVigorosos jóvenes, y edificios en todo su esplendor que el tiempo y la vida va desgastando, agrietando y moliendo, para llegar a ser ese polvo del camino para los que vienen detrás.
Una maravilla, Francisco.
Un abrazo
Lo normal es que queramos volver la espalda a esta realidad, pero ella, a lo suyo, sigue adelante imparable.
EliminarUn beso.
La naturaleza acaba por volver a sus pagos, a su señorío sempiterno, a los lugares que un día le arrebatamos por la fuerza. No hay duda: la naturaleza siempre gana.
ResponderEliminarUn saludo
Muy bien visto, Carmen. Luego hay una segunda parte que habla de cómo nosotros también sucumbimos a la naturaleza. Gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Qué bonito vagabundear por el paso del tiempo a través de lo natural, que como el hombre, al fin, retorna al no ser más que parte de un todo, pero antes, antes ha de dejar que el tiempo y sus batallas lo atraviesen...
ResponderEliminarMe ha encantado.
Más besos.
Gracias, Marinel, me ha sonado a piropo. Gracias por tu ternura conmigo.
EliminarUn beso.
Nos creemos los seres humanos la gran cosa y más rápido terminamos, que todo lo demás que nos trasciende.
ResponderEliminarBesos.
Es cierto, nos pavoneamos de inteligencia, pero a veces no demostramos tenerla con nuestras actitudes.
EliminarUn beso.