¿Soy
yo acaso el guardián de mi hermano?
(Gn 4, 9)
Ha
caído la noche
como
se derrama un tintero
y
deja tras de sí una mácula indeleble
que
se esparce hacia el poniente
rasgando
el velo inmaculado
de
lo que fue luz radiante y luego adormecida
y
ahora es mortecina sombra inquietante.
La
noche es un interrogatorio
que
nos apresa entre las sábanas
y
la losa dura de la almohada,
robándonos
el descanso
y
desbocando el corcel
que
galopa agitado en el tórax.
En
el volátil cuaderno no escrito
de
la memoria, los renglones torcidos,
los
borrones y las tachaduras
de
lo acaecido que ahora se rebela
aduciendo
pruebas en contra;
mientras
el fiscal hiere con dardos verbales
que
saben tejer el laberinto
del
que es difícil escapar indemne.
¿Acaso soy el guardián de mi hermano?
Qué fuerte ! ¡qué crudo ! y qué real ! suele pasar . Hay noches que son un calvario pero si algo conozco tu corazón lo que te deja sin dormir tiene que ver con algún nadie. Haces lo que puedes y más. Dios todo lo ve. No te lo tengo que decir yo.
ResponderEliminarMe parece que cuando partamos, nadie va a exigirnos más de lo que podemos.
¿"Acaso soy el guardián de mi hermano ?" hasta cierto punto españolito.
No más.
Apapachos.
No dejo de ser corriente y moliente, nada extraordinario. He pretendido, apoyado en la defensa de Caín, analizar cómo no nos responsabilizamos de nada de cuanto sucede a nuestro alrededor; aunque nuestra actitud no deja de soplarnos al oído lo que está bien y lo que está mal.
EliminarApapachos.
No debemos cargar con la culpabilidad que tantas veces sentimos pensando que podíamos haber hecho mas, pues en ese momento creímos que era lo correcto.Todo eso puede valernos para en el futuro meditar con paciencia y no precipitarnos.Un abrazo
ResponderEliminarSi los remordimientos no nos sirve para cambiar, sino para pasar una mala noche, vano es el intento. Lo ideal sería averiguar qué es lo correcto y en adelante optar por esa vía.
EliminarUn abrazo.
Ay la noche...
ResponderEliminarLe temo como una vara verde,no sólo por mí sino por rodos loa que ocupan mi mente.
ien puesto el título de la entrada.
Besos
Hace mucho que no había oído lo de la vara verde. Muchas gracias, Tracy.
EliminarBesos.
Cuando la conciencia muerde, hace mucho daño, sí, aunque tú lo expresas mejor en estos versos profundos, casi trágicos.
ResponderEliminarUn placer leerte, Francisco.
Es un honor y un placer ser agasajado con tus palabras, Isabel.
EliminarBesos.
Desde luego, hay muchas noches que pueden ser infernales...
ResponderEliminarAbrazo!
Espero que todas tus malas noches sean producto de una leve indisposición de tu pequeño, tus cinco sentidos.
EliminarBesos.
hijo de Cain??? pagamos su culpa hasta el fin...
ResponderEliminarNo debe nadie pagar culpas ajenas, pero sí ser responsables de sus actos.
EliminarUn abrazo.
Por suerte siempre amanece y lo que se ve torcido de noche se endereza.
ResponderEliminarSaludos
Esto es una verdad incuestionable: lo mismo que la llegada de la noche nos invita a la introspección, el amanecer nos hace ver las cosas con menos pesimismo.
EliminarUn abrazo.
A veces cárcel, otras... el cielo.
ResponderEliminarUn saludo, Paco.
La conciencia es como un funambulismo, siempre en equilibrio inestable.
EliminarUn abrazo.
Tengo una reticencia a dormir desde que soy un niño, tal vez sea una culpa ancestral que me persigue. Perdón, fui autorreferencial.
ResponderEliminarEste escrito me llegó.
Un fuerte abrazo, Francisco.
HD
Hola humberto: que tengas presentaciones de éxito de tu nuevo libro. Ya sabes, cuando vayas a venir a Sevilla me avisas y nos vemos.
EliminarUn abrazo.
Yo, le temo a esas noches de insomnio en las que le das vueltas a las cosas y piensas en que todo lo has hecho mal. Menos mal que cuando amanece se ve todo distinto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Suele ser así, Josefa, que el amanecer descorre las cortinas y reina de nuevo la luz.
EliminarUn abrazo
La conciencia adormecida se despierte en la obscuridad de la noche, es el momento de examinar la conciencia y reconocer todos los errores cometidos a lo largo del día.
ResponderEliminarBesos
Así suele ser, que llegado el momento del descanso, se hace repaso de toda la jornada y de aquellas cosas que nos preocupan.
EliminarBesos.
Una realidad muy dura, como esa almohada de alguien cautivo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo de anís, gran poeta.
La almohada, Sara, se convierte a veces en una losa absolutamente incómoda.
EliminarBesos anisados.
Lo mejor para pasar una buena noche es tener la conciencia limpia y tranquila.
ResponderEliminarAbrazos.
Absolutamente de acuerdo, Rafael.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco, creo tener mi conciencia tranquila, pero la noche y yo no somos muy amigas, estoy deseando que llegue el día y los "miedos" desaparezcan.
ResponderEliminarBesos.
Eso que te sucede es más frecuente de lo que uno imagina cuando está desvelado, pero no quiere decir que sea por mor de tu conciencia. Es un trastorno que causa estragos y que tiene algún tratamiento médico, así que no lo dejes.
EliminarUn abrazo inmenso y un beso.
La noche saca a la conciencia de su letargo, de su cómodo asilo voluntario-o no-para abrirle los ojos, esos que viven dentro ciegos muchas veces a la realidad.
ResponderEliminarY nos destroza...
Más besos.
Mil gracias, Marinel, por tan sustancioso comentario.
EliminarBesos.