Abre la caracola;
quiero dejarte un rumor de
ola
que penetre por tu oído
interno
hacia lo indivisible de ti misma,
quiero llevarte el mar que
se agita
─yodado y salobre─
con el que acariciar tus
sentidos
recorriendo los parajes
de nuestro pretérito,
esos que se preñaron de
proyectos:
irrealizables unos,
deliberadamente dilatados
otros
por las lindes de nuestro
camino.
Ha nacido una voz en mi
otoño,
un pentagrama armonioso
con deseos vehementes de
primavera:
decires, requiebros, galanteos,
cortejos…
una sonrisa sonrosada y sensible
para el seno de tu torso
donde acunar mi música,
esa que musita y enhebra
mis desproporciones
y se hilvana al balcón de tu
escotadura
como salsa sabrosa.
Una caracola donde se oyen los recuerdos de un tiempo que pasó, pero que nos sirve de faro entre las nieblas del presente.
ResponderEliminarUn saludo.
Te ha salido un comentario muy lírico, Cayetano. Gracias y felicidades.
EliminarUn abrazo
Hola españolito ! No imaginas cómo me gustan las caracolas. Cuando Celeste era muy chiquita le enseñé a escuchar la música del mar a través de una hermosa caracola que me regalaron .
ResponderEliminarNo sé cuándo escribí "Mi reino por una noche dormida con sueños de caracolas, aguadas y candelas "
Veo que la primavera ha renovado la fuerza de tu vena poética. Es precioso el poema, dan ganas de comérselo a besos.
Apapachos.
Creo que todavía suena en mi oído la primera caracola que tocó para mí su partitura marina, con ecos de olas, naufragios, piratas y sirenas; un mundo para soñar.
EliminarApapachos.
Hola Francisco. Que la primavera recién llegada nos dé todos los sonidos de todas las caracolas y nos quite cualquier pesadumbre. Desde Gran Canaria, como siempre, un saludo afectuoso. Ángel
ResponderEliminarGracias, Ángel por ese afecto traslúcido que no necesita de traducción.
EliminarUn fuerte abrazo.
Qué bonito regalo!, nunca pensé que me lo harían nunca.
ResponderEliminarGracias
El acierto hubiera sido dedicártelo. Una pena que no me haya adelantado, pero tómalo como tuyo, Tracy.
EliminarBesos.
Es bellísimo... ese renacer de la voz. Me encanta!!!
ResponderEliminarUn gran gran abrazo!!!
Te doy gracias, Sara, por tu emoción y tu comentario. Cuando se está escribiendo es difícil pensar en las distintas visiones de los lectores, pero ahora es muy agradable leer lo que cada uno expresa.
EliminarBesos.
El sonido de las caracolas me produce nostalgia; la nostalgia de ese verano junto al mar que pasó y que no se volverá a repetir, porque cada uno distinto, al igual que el sonido encerrado en cada caracola es producto del choque diario de un mar variable e irrepetible.
ResponderEliminarUn saludo
Efectivamente nada vuelve a ser lo mismo, pero sí pueden suceder cosas muy similares, como la calidez de tus comentarios una vez y otra.
EliminarBesos.
Me lo perdí en su día pero no he querido faltar a su reposición.
ResponderEliminarNostalgía, sensisibiludad, amor todo eso mezclado con un buen versar se da cita en tu poema.
Un abrazo .
¡Uy, lo que me ha dicho, mi Chelo! Gracias desde el corazón. En verdad, creo que si tengo alguna virtud es cierta sensibilidad.
EliminarUn fuerte abrazo.