Un rincón recóndito,
alejado del mundanal ruido
como el paraíso
donde se remansan los
sueños.
Ella en el embarcadero,
mirando de frente a la
embocadura
con toda impaciencia; el
bolso
sobre el hombro derecho
en prevengan,
como soldado alerta a la
señal de mando.
El agua en un azul profundo
de quietud
no entiende de impaciencias;
tampoco la vegetación
hace remilgos al agua
y extiende sus raíces hasta
la misma orilla.
Desde lo alto,
los riscos calizos otean el
panorama
y Sylvia mide la espera
por los agitados latidos de
su pecho.
En un rincón recóndito
y calmo,
la espera se hace
impaciencia.
El que espera, desespera.
ResponderEliminarNo había oído lo de "en prevengan" desde que hice la mili.
Un abrazo,Paco.
Tenés buena memoria, Cayetano. Quien alguna vez estuvo alerta no olvida esa prevención en espera.
EliminarUn abrazo.
Te he dicho alguna vez que admiro la facilidad que tienes para escribir .
ResponderEliminarUn abrazo .
Juraría que te había contestado, Chelo. Ciertamente no soy un fuera de serie, pero cuando trato de expresarme lo logro sin demasiadas dificultades.
EliminarUn fuerte abrazo.
El agua en un azul profundo de quietud
ResponderEliminarno entiende de impaciencias;
Que verdad. Es nuestro problema la agitación. Hermosas palabras. El agua en un azul profundo de quietud
no entiende de impaciencias;
Gracias, Katy, por leer y subrayar lo que has creído oportuno.
EliminarUn fuerte abrazo.