Con el carboncillo de mis
dedos
fui delineando tu contorno,
memorizado a fuego en la
bella huella
de tu estampa en mi llaga.
Un rayo travieso da luz a la
umbría
y un resplandor bullicioso
da calidez a tu esbelta
figura,
que se enraíza en tierra
poderosa, serena y hermosa,
hasta mimetizarte en el
paisaje.
En mi corazón fuego y en el
tuyo
tiempo de templada templanza:
mis manos inquietas emborronan
caricias soñadas
que se pierden en la tela
como manchas
que van tomando sentido del
sentimiento.
Los árboles perfilan
perspectivas
que te hacen de encuadre
y tiñen el aire con hojas
que en su caída
visten la escena, al paso que
yo inmortalizo
en este otoño mío tu
primavera,
como ensartándome a ti
o queriendo inmortalizar la
eternidad
de este fugitivo instante.
Bellisima imagen otoñal..y mucho mes bello el relato..siempre es un verdadero placer leer a un poeta enamorado..
ResponderEliminarMil gracias, Mirella, por tu encantadora gentileza.
EliminarUn beso
El otoño es más grato si el corazón del poeta se contagia de un poco de primavera, al fin y al cabo ambas estaciones no participan ni del frío del invierno ni del calor sofocante.
ResponderEliminarUn saludo.
El poeta siempre está sometido a los contagios ambientales.
EliminarUn abrazo.
Mudando estaciones entre los dedos, ensartándolas como finas agujas en el encaje del sentir, así leo y entiendo yo tu precioso poema.
ResponderEliminarBesos, Francisco.
Tú siempre entiendes e interpretas muy bien, Marienel. Gracias por tu opinión.
EliminarBesos.
Qué divinura españolito ! qué otoño tan lindo ! Si no estuviera tan desanimada te diría muchas más cosas pero las llevo en mi corazón, como me llevo tus versos.
ResponderEliminarApapachos !
Me gustaría darte ánimos más que escribir un buen poema, correntina.
EliminarApapachos
Lo has inmortalizado y has convertido el instante en eternidad.
ResponderEliminarBesos
Eternizar los instante es lo que hacen los pintores y artistas en general. Mil gracias.
EliminarBesos.
Compruebo que las musas permanecen siempre a tu lado para inspirarte, sin descanso, tan bellos versos.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo.
Las musas suelen ser bastante acomodaticias, Chela, por eso hay que forzarlas constantemente a trabajar, por si suena la flauta.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Tener en el otoño una bella primavera es seguramente un seguro de felicidad. Saludos para todos desde mi Gran Canaria, en primavera. Ángel
ResponderEliminarGracias, Ángel. Así es, lograr lo que se busca, aunque no sea la estación adecuada, puede producir un cambio climático.
EliminarUn abrazo.