Fotografía de Antonio Reina |
Juncos y aneas,
aguas de plata
y un corifeo palmípedo danzando
gozan.
En el espejo del río
─aguas salobres en vez de
azogue─
tu perfil y el mío,
temblosos se quiebran entre
las aguas.
Piraguas amarillas surcan el
río
venciendo la corriente,
con cientos de paladas como
ensartadas.
Por las orillas,
se pasean los suspiros de
esta Sevilla
que se viste de luto oliendo
a cera:
Viernes de Dolores,
y por el Parque Alcosa el Divino
Perdón,
saya franciscana a redobles
de tambor.
En esta época en la que Sevilla se llena de luz y olor a azahar.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Un abrazo, Paco.
...y tambores, no lo olvides, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Orgulloso estaría ese río si pudiera leerte.
ResponderEliminar"En el espejo del río
─aguas salobres en vez de azogue─
tu perfil y el mío,
temblosos se quiebran entre las aguas."
Y yo me imagino ese perfil. Un fuerte abrazo a los dos.
No imagines mi perfil, Chelo, pues está en etapa de ampliación y me está dejando sin pantalones. Gracias muy profundas por subrayar aquello que te ha parecido bien.
EliminarUn fuerte abrazo
Lo físico y lo espiritual frente a frente...La maravilla del río, pura naturaleza y cerca de él, el amor humano y el amor divino de la Semana Santa...Buen resumen y buena vivencia, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz fin de semana, amigo.
¿Cómo devolverte en timbre humano todo lo que me das? Mil gracias, María Jesús, por la delicadeza de tus comentarios y por la amistad que nos une.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hermosos versos que bien se merece el Guadalquivir.Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Charo.
EliminarUn abrazo.