07 julio 2010

¡VIVA SAN FERMÍN, GORA SAN FERMÍN!


Cuando el calor aprieta y los medios de comunicación adelgazan sus contenidos -este año muy ocupados en el Mundial de Fútbol y en la gesta española-, los encierros, con cada día más adeptos, se convierten en una cita ineludible y esperada, a pesar de que para ello haya que madrugar. Quienes seguimos desde hace años estas retrasmisiones televisivas, incluso conocemos a la mayoría de los corredores habituales y hasta apreciamos en ellos el paso del tiempo.

Hace muchos años, a mis veintipocos, estuve en Pamplona en tan señera ocasión, pero mucho antes de que pudiera sonar el chupinazo ya estaba ocupando un asiento en los tendidos de la plaza de toros. No tuve valor para participar en el encierro, pero aún hoy lamento haber dejado pasar los días y los años sin probarme.

La otra fiesta mediática del mes de julio, también a una hora incómoda, es el Tour de Francia; mal que nos pese, la mejor carrera ciclista por etapas del mundo. Cuando ésta acabe, cantado y llorado un año más el “pobre de mí”, caeremos en el sopor de la siesta y en el sesteo de los largos días del verano.

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