22 julio 2010

LO POSIBLE Y LO INALCANZABLE

Con demasiada frecuencia dejamos de hacer lo posible, porque no vislumbramos la posibilidad de llegar a concebir lo inalcanzable; así, a sabiendas de que millones de criaturas en el mundo viven por debajo del umbral de la pobreza, nos encogemos de hombros y hasta nos atrevemos a afirmar: ¡Yo no tengo una varita mágica!

En la presente campaña institucional de sensibilización de Cáritas Española, hablan de que otro estilo de vivir es posible; igualmente resaltan que muchos pequeños, haciendo cosas pequeñas, logran hacer cosas grandes. Es obvio que ni tú ni yo podemos poner remedio a los problemas de todos, pero eso no tiene por qué llevarnos a la inacción.


Cuentan que acababa de amanecer, tras una tempestuosa noche, cuando salió a pasear a Boby. Tras dejarle olisquear aquí y allá y esperar a que hiciera pipí en unos matojos, se dirigió a la playa con la intención de dar un largo paseo por el rebalaje. El agua se había alejado lo suficiente como para presentar una anchura de arena húmeda inusitada hasta el agua. Pero, ¡oh sorpresa!, estaba todo sembrado de millares de estrellas que la pleamar y el oleaje de la noche anterior había hecho varar en la orilla. Boby olía y hacía respingos cada vez que alguna estrella de mar daba vestigios de vida en su hocico. A lo lejos, un anciano, tocado con un sombrero de paja algo deshilachado por el uso, se agachaba torpemente, tomaba una de las estrellas entre sus dedos y la lanzaba con gesto de alivio al mar. Cuando estuvo lo suficientemente cerca le preguntó: ¡Buenos días, buen hombre! ¿Qué hace usted lanzando estrellas al mar? “Trato de salvarles la vida” –le contestó, al tiempo que se agachaba y se incorporaba para lanzar otra. ¿Pero no se da cuenta que hay millares de ellas -le dijo- y no podrá alcanzar su objetivo? “Tienes razón, joven”, –le replicó mientras volvía a repetir la acción anterior- y tomando otra de las numerosas estrellas entre sus manos, la lanzó al agua diciendo: "ésta también se salvó".

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